viernes, 29 de junio de 2007

La enfermera

Luis tenía una dolencia grave. Una complicación le llevó a la unidad de Reanimación del hospital hace unos días. Su corazón no aguantaría mucho más. Las pastillas que le había prescrito el médico le ayudaban a mitigar el dolor. Pero su mayor dolor era la soledad. Sin embargo, todas las mañanas (salvo las que ella libraba) la amplia sonrisa de la enfermera que entraba en su habitación con una energía envidiable le insuflaba un hilo de vida extra. ¡Buenos días, Cristina!
(Homenaje a mi hermana)

Plumajes

Este es para todos esos hombres que tanto quiero y que son lo que son: ellos mismos, maravillosos. A vuestra salud, por haber sido valientes y por haberos atrevido a no renunciar a vuestra esencia.

Millones de aves con brillantes plumajes arco iris habían colonizado el centro de la ciudad; piaban y revoloteaban incesantes llenando todo de luz y de alegría. Los vecinos, asombrados, salían a sus balcones a contemplar el espectáculo y sonreían felices. Una marea de alegría y tolerancia lo invadía todo. La gente mayor ya no se acordaba del día en que las primeras aves empezaron a llegar. Al principio nadie notó nada, luego, se fueron dando cuenta de su llegada y hubo quien empezó a inquietarse. Eran pájaros exóticos y algunos temían por su seguridad... ¿Serán peligrosos? ¿Traerán infecciones? Pero la desconfianza fue dando paso al cariño y los antiguos habitantes del barrio pronto se dieron cuenta de que aquellas maravillosas aves lo habían transformado todo en un reino de color.
Mucho ha llovido en el barrio y en España entera. Quién nos iba a decir, en aquellos años de franquismo, de emigración, de represión y de pobreza que seríamos adalides de los derechos humanos y nos convertiríamos en uno de los pocos países del mundo en el que ser homosexual es algo, no ya socialmente aceptado, sino legalmente aceptado. El día 30 de junio de 2007 se celebra en Madrid la cabalgata del Euro Pride y sólo espero que esta ola de tolerancia e igualdad se convierta en un tsunami que alcance todos los rincones del mundo.

La llama

No acerques el dedito a la llama. Por qué, papá. Porque te quemarías. Y qué es quemarse. Quemarse duele mucho. Cuánto. Pues tanto como, reflexionó un instante y continuó, si papá te dejase de querer. La niña se rio y el hombre pensó que sería él quien nunca acercaría su dedo a la llama.

jueves, 28 de junio de 2007

Fragor de estío

Volaban a su paso nubes de mariquitas, saltamontes, san migueles, polillas y otros insectos que huían despavoridos ante tan temible carga . Las flores y la hierba, ya muy alta, azotaban sus piernas desnudas pero ellos seguían corriendo, ajenos a los latigazos, emitiendo temibles alaridos de guerra. Aullaban mientras galopaban porque era el primer sábado de verano y San Juan, con sus hogueras y cenizas, les traía promesas de libertad. Atrás quedaban el cole y las obligaciones, la ciudad y las plazas de asfalto gris. Volvían los días de bicicleta, meriendas, excursiones a Pico La Cruz, baños tardíos en la playa, chapoteos en el río... Así era el verano en el pueblo. Los árboles estaban colmados de fruta que robar y los campos de maiz eran magníficos laberintos donde jugar al pilla-pilla.

La venganza

Vive sólo para la venganza. Ella sabe mejor que nadie que su matrimonio estaba acabado -si es que alguna vez había tenido un principio-. Se empeña en decir que se ha derrumbado su proyecto de vida. Se engaña, pero a los demás no nos puede engañar. Ella no le amaba. Y él tampoco a ella. Nunca vi el amor ni siquiera rondarles. Que él se haya fijado en otra mujer, que se haya enamorado como nunca lo estuvo de ella, es una ofensa imperdonable. Por eso ahora se lo quiere hacer pagar con creces y se vale de todo cuanto esté en su mano para conseguirlo. Sólo vive para ello. Se está volviendo loca. Pero la venganza se sirve en plato frío.

(Éste es también mi pequeño homenaje a Jorge)

La verdad

No pienso mentir en el juicio. Tú lo que tienes que hacer es contarle al juez todo lo que yo te he dicho. Eso no es más que una sarta de mentiras. Sí, pero te librarán de la cárcel. Soy inocente y no me puedo creer que todo esto me esté pasando a mí.
Desde el banquillo miró a su abogado, luego al juez, después al jurado. Dijo la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad.
Ahora mira desde su ventana una ciudad que le resulta ajena. Su conciencia, tranquila. Su corazón, hecho pedazos. A veces piensa que le gustaría lanzarse al vacío desde allí mismo. Los barrotes lo impiden.


(Este mini cuento está dedicado a mi amigo Jorge, condenado a cuatro días de arresto domiciliario y a tres meses de alejamiento por decirle a su ex mujer lo que verdaderamente es: 'imbécil, maltratadora y mala' (sic).)

Un aire

Hacía años que Maribel no salía de fiesta. Ya se había olvidado de lo que era una borrachera, con su impepinable resaca. Y no es que no quisiera, pero un cúmulo de circunstancias –sus amigas se habían casado, ella se había ido a vivir a otra ciudad, quizás se estaba haciendo mayor...– la lanzaron al abismo de internet. O eso era lo que le decían. Maribel, que estos sitios para conocer gente en la red no esconden más que a raritos y gentes de mal vivir. Quizás tenían razón, pero éste era el único vínculo que tenía con el resto de los seres humanos del planeta (los compañeros del trabajo no contaban, porque apenas les veía, retirada, como estaba, en el último despacho del fondo de la planta séptima de una multinacional). Sabía que muchas de las cosas que le decían esos desconocidos en los foros ‘encuentra-pareja’ no eran verdad. Pero, qué más daba. A ella le hacían sentir bien. El pitido del ordenador, anunciándole una nueva entrada en la ventana del ordenador que siempre tenía abierto, y una ráfaga de aire de la ventana de su despacho, la sacó de su ensimismamiento.

Locura de amor

¿A dónde vamos?, preguntó Luisa mientras se ponía el cinturón de seguridad. No te lo puedo decir, es una sorpresa, contestó Raúl. Arrancó el coche. Una sorpresa. Hacía mucho que Raúl no le daba ninguna sorpresa. De hecho, la última vez había sido tres años antes, cuando de forma inesperada y sorprendiendo a toda su familia y amigos, le había pedido que se casara con él. La que se había organizado. Toda la familia en contra. Que si sólo quería su dinero. Que si no le daría más que disgustos. Pero Luisa, por primera y única vez en su vida, se atrevió a hacer lo que quería y dijo que sí. Desde entonces su vida había sido Raúl. Su familia le había retirado la palabra. Sus amigos habían ido desapareciendo. A Raúl no le gustaban. Así, desde hacía tres años, Luisa pasaba mucho tiempo sola. Todo el tiempo sola. Pero no era momento de sentirse triste. Raúl le había preparado una sorpresa. Seguro que iban a pasar un fin de semana romántico en algún hotel con encanto. Seguro. Raúl paró el coche frente a una gran casa en un paraje desolado. Perdida en sus recuerdos, Luisa no se había percatado de que hacía un buen rato que habían dejado atrás el último pueblo. Dos hombres vestidos de blanco se acercaron al coche. Qué uniformes más raros llevan estos botones, acertó Luisa a decir, antes de leer en la identificación que les colgaba de la solapa el fatídico nombre. Clínica de Salud Mental El Jardín.

Otra vida

¡Ándele, pendejos, disparen ya! Ni para eso sirven. ¡Órale pinches, delen no más al gatillo y acaben con esta tarea! ¡Cabrones!¡Hijos de la gran chingada! ¡Malnacidos! ¡Qué viva la Revolución! ¡Qué viva el Ejercito Libertador del Sur! Una ráfaga de metralla acabó con los improperios de Cirilo Serna para siempre. Su cuerpo se desplomó. Silvia se despertó bañada en sudor y asustada en su gran casa de la Gran Vía madrileña. La cena que había degustado en El Charro Mexicano la había puesto en contacto con su vida anterior.

miércoles, 27 de junio de 2007

Espíritus grandes

No puedo dar un paso más, me muero. Llevamos ocho horas caminado, ya no respiro, me duelen los pies, las piernas, tengo sed, hambre, calor. ¡Menudas vacaciones! Y lo mismo día tras día. ¡Por dios!, quién me mandará hacerte caso. Y pensar que ahora podría estar en un hotelazo de la rivera maya tomándome el quinto copazo del día... Almudena, cariño, yo trabajo mucho todo el año y mi idea de descanso no consiste en venir al culo del mundo a dormir en tiendas de campaña o en hotelillos de mierda. No quiero desayunar pan ácimo seco y ese batido repugnante de calabaza con vete tú a saber que más. No quiero que me coman los insectos, ni quiero que el sol me abrase la nariz por mucha protección que me eche. Por no hablar de los dolores de cabeza y el malestar constante de los primeros días. Quiero estar bajo una sombrilla, tumbado en una playa del Caribe con un camarero vestido de blanco y con guantes que me traiga cócteles sin parar. Almudena no escuchaba nada, pensaba que en este viaje ya lo había visto todo, pero se equivocaba. Había más, mucho más de lo que se imaginó antes de venir a este lugar increíble, más de lo que ya había visto hasta ahora y la había dejado conmocionada, emocionada, enamorada para siempre. Respiraba trabajosamente y tenía el corazón encogido y el alma desbordante por lo que contemplaban sus ojos. Se puso a llorar. A lo lejos, la selva lo inundaba todo y justo a sus pies, a tan sólo un kilómetro, Machu Picchu se alzaba majestuosa.

La consulta

La sala de espera era fría. María aguardaba su turno con las manos en el regazo y arrebujada en su abrigo pasado de moda. Cuando la enfermera anunció su nombre, sintió que el fatídico momento había llegado. Al levantarse, unas viejas cuchichearon y le lanzaron miradas desaprobatorias. Al fondo del pasillo se veía la luz de la consulta, y María sintió que no quería llegar al final de aquel túnel.

El médico le pidió rutinariamente que se desnudase de cintura para abajo. Ella obedeció pero no se atrevió a quitarse las bragas. Precisamente son las bragas lo que más necesito que te quites, dijo el médico mientras bostezaba. La enfermera le indicó dónde debía tumbarse y cómo colocar las piernas para que el doctor pudiera trabajar. La vergüenza le enrojeció el rostro y hubiera llorado de buena gana. Pero en la consulta del médico no se llora.

Niña, ¿tienes novio? La voz del hombre dejó un eco de olor a tabaco. Pues si lo tienes, ya le puedes decir que se compre un traje para la boda. La enfermera le ordenó que se vistiera y que se cuidara para que el niño naciera con bien.

La pregunta del médico campaneó en su cabeza. ¿Tienes novio? No estaba segura.

martes, 26 de junio de 2007

Descubre la belleza que hay en ti

Amparo, ¿tú tienes las axilas hidratadas? Es que ahora que me lo preguntan mil veces al día los de la tele me he dado cuenta de que las mías están hechas un asco; que da grima verlas, vamos. ¿Será el efecto de tantos años de tirones? Qué fuerte..., ahora que lo pienso llevo 18 años quitándome los pelos con cera hirviendo y algunas veces en el intento, también me han arrancado la piel a tiras. ¿Te acuerdas los quemazos que nos hacíamos cuando éramos pequeñas con la cera casera? Por no hablar de aquella vez que en lugar de hacerme las inglés casi me hacen una ablación... Sí, tú ríete. Si es que hay que joderse, empiezas por medias piernas y luego le coges vicio y te parece imposible tener pelos en otro sitio que no sea la cabeza. Por no hablar de las cremas y demás tratamientos. A bote pronto utilizo: crema hidratante de día, de noche, especial rojeces, pore minimizer, mascarilla tonificante una vez por semana, el suero este que me deja la piel lisa y mate para después de la hidratante, contorno de ojos, anti puffiness no se qué para las ojeras y las bolsas, crema hidratante y reafirmante, anti celulítica, anti estrías, vientre firme, crema de manos, de pies, de talones perfectos y siempre hidratados, protector labial, cutículas perfectas, mascarilla hidratante para el pelo... ¡Y no me meto con el maquillaje que sino estoy aquí recitando hasta mañana!Voy a tener que buscarme un segundo empleo para pagarme tanto tratamiento... Pues nada, que habrá que comprarse uno de esos desodorantes que transforman tus axilas en la zona más deseable de tu cuerpo y habrá que juntar pasta para hacernos la láser en cuanto termine el verano. ¡Para qué vamos a ahorrar paranuestro viaje a Japón cuando podemos invertir el dinero en ser tan lampiñas como un recién nacido!

El vestido

De Pablini, que hoy no puede publicar

Son golondrinas o vencejos, preguntó Marcos. Qué importa, lo importante es que dan mucha alegría y se comen los mosquitos. Él no hizo mucho caso a la respuesta de Alicia. Si hubiese traído mis prismáticos, te diría lo que son, porque las golondrinas tienen el pecho blanco y los vencejos, negro. Es que vas a darme una lección de ornitología, cortó Alicia. En un gesto infantil, Marcos remedó con sus manos la forma de unos catalejos y miró hacia los pájaros. Y Alicia pensó que ni con prismáticos él vería que llevaba puesto un vestido nuevo.

lunes, 25 de junio de 2007

J'apperçois ... le regard du disc jockey

Venga, dos besos. No, dos besos no, dame un abrazo.
Se ve el día a través de las cristaleras del club. Al otro lado la sala ya vacía, negra, iluminada por luces de colores que giran todavía frenéticas. Los camareros recogen los últimos vasos y él se pone una sudadera y recoge los vinilos en la maleta. Niño malo. La mira molesto. Venga, dos besos. No, dos besos no, dame un abrazo.
Hace cuatro horas aún era de noche fuera, hace cuatro horas se abría la puerta del ascensor de cristal y la potencia del equipo de sonido empezó a resonar en sus cuerpos. Empezaba el baile, no había ya más nada y de repente, entre el tumulto, y durante unos segundos, ella distinguió la mirada del disc jockey.

viernes, 22 de junio de 2007

Domestic goddess

Queridos amigos,

para celebrar que ya vuelvo a tener microondas (gracias Mari, éste seguro que es más sentido que el que también te ha obsequiado Pablini en este blog) y que, como todos sabéis, soy un ama de casa ejemplar y una grandísima cocinera (para los que no lo sepáis, mis primos y yo somos de Obaba, tierra de gran tradición culinaria) os mando la fórmula para cocinar arroz en el microondas. Yo he hecho ya arroz integral y doy fé de que funciona. Ahora ya puedo decir que una puede sobrevivir con un bol de pyrex y un microondas con grill. Viva la tecnología! Hermanos, no seáis casposos y poco ecológicos... ¡Abandonad el cazo!
Esto es más prosaíco que nuestros relatos breves, pero me parece de interés general así que lo publico en este foro. Ya sabéis: no dejéis para mañana lo que podáis hacer hoy.


Cómo cocer arroz en el microondas
Con este tipo de cocción se logra granos separados, de excelente textura, pero hay que tomar los siguientes recaudos:
Utilizar recipientes amplios, pues el arroz duplica su volumen.
El recipiente debe estar tapado, pero dejando un pequeño espacio para que escape el vapor.
Cuando se cocinan porciones mayores a una taza es necesario revolver en la mitad de la cocción.
Los granos deben enjuagarse en abundante agua hasta que salga clara, pero tal precaución no es necesaria en el caso del arroz autointegrado.
El tiempo de cocción y cantidad de líquido requerido varían según la calidad y variedad del arroz. Para 1 taza de autointegrado se necesita 1 1/4 taza de agua o líquido caliente y se cocina en potencia máxima por 6 min. Para la misma cantidad de arroz integral es necesario 2 tazas de líquido caliente y se cocina en la misma potencia pero por 10 min. El arroz blanco común requiere por taza 1,5 de líquido caliente y 7 min, de cocción en potencia máxima.
Cumplido el tiempo de cocción el arroz estará aún duro y con agua en la superficie, pero después de un tiempo de reposo de 5 a 7 min. alcanzará el punto justo.

Marcos y Eusebio

Cuentito levemente autobiográfico para todos ustedes. Ahí va




Esa masa tiene mucha agua y poco cemento. No tienes que darle así, tienes que hacer arriba y abajo. Vaya, parece que hoy todo el mundo tiene ganas de opinar, pensó para sí Marcos. Le dolían las manos de remover con la azada y el sol de junio se le clavaba en la nuca. Con ese cemento no levantaba yo mi casa, se río uno. Pasó por allí Eusebio, el hombre del que se decía que su madre lo había parido bajo un cerezo. Eusebio era un anciano fuerte, con una gran mata de pelo blanquísimo bajo su boina. Qué andas haciendo. Me parece a mí que cemento, dijo Marcos muy enfadado. Anda, trae aquí esa azada. Y su voz sonó como si al mismo tiempo se lo rogara y ordenara. Marcos sintió que sus manos tocaban las del viejo. Eran grandes, quemadas por el sol, arrugadas y cálidas. Eusebio le preguntó a ver quién le mandaba hacer eso. Mi padre, quién va a ser. Y el viejo mandó a Marquitos a jugar con el resto de los niños del pueblo mientras comenzaba a remover la masa.

A Juanito y a Mon, gracias

Gracias por estas perlas chicos!!!

Últimas joyas encontradas en youtube: Astrud por gentiliza de Mon y Apache Boy por gentileza de Juanito. Enjoy!

Agujeros negros

Parón, gran silencio… Él le cuenta alguna anécdota al oído y ella ladea ligeramente la cabeza. Sus bocas están a escasos centímetros. Ella sólo tendría que girar el cuello un poquito más y … Sabe que él le está diciendo algo y no es capaz de escuchar nada a pesar de que le contesta. Quiere besarle. Cosquilleo en los labios, como si le estallaran por dentro mil sobres de Peta Z. En ocasiones como ésta, se rinde a la evidencia. Quiere besarle. Y no le besa. Niña buena. No le besa. La nena siempre es buena.

Espiando desde Google

Amigos, Txemi lleva dos días sin abrir su email en Google. Lo sé porque veo cuando está conectado o no.

Cuánto hemos de aprender

Sí, amigos. Dentro de unos meses recordarmos estos tímidos comienzos de nuestro blog y su lema (no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy). Pero hay una pregunta que me ronda y me ronda: ¿Por qué no participa nuestro común amigo Kin?

Red Hot... actúan hoy en Bilbao. Por informar

Gracias, Mari

Pocas veces habré utilizado la palabra gracias como ahora lo hago, con toda su carga semántica. A Mari debo que pueda participar en este blogi-gauy que tan necesario resulta para nuestra salud mental.

Buen perrín

De Pablini, que todavía no puede acceder a este foro.


Camino del examen de conducir pisé una mierda de perro. Y me trajo suerte, aprobé. De vuelta a casa, vi a una señora burguesa con un perrito melindroso en sus brazos que llevaba una patita escayolada.

Visto para sentencia

Rafael Reig hace en El Cultural, editado por El Mundo, unas críticas buenísimas sobre nuevos libros. Ana me manda un pdf con la crítica que Reig hace de un libro de Luis Rojas sobre la autoestima. Como no tengo idea de si se puede o no colgar un pdf en Blogger, lo que hago es poner aquí el vínculo a dicha crítica. Esperamos que os guste... Y hay más en la misma sección ;-)

Indecisión

Paf. El abejorro volvió a estrellarse contra el cristal de la ventana ante la atenta mirada de María. Ya llevaban así cinco minutos. De nuevo, el insecto levantó el vuelo. Zuuuuuuu. Paf. Atrapado en el espacio existente entre la doble ventana, no era capaz de encontrar la tímida rendija por la que se había colado y que era su única posibilidad de salvarse. María observaba los inútiles esfuerzos del animal entre horrorizada y fascinada. Ese cuerpo negro, con pequeñas rayas de colores, cubierto de pelillos... no inspiraba demasiada compasión. ¡Qué asco de bicho!, exclamó su madre. De un certero golpe con la revista que traía en la mano puso fin a los esfuerzos del prisionero. La madre se llevó el cadáver a la basura. María se tumbó en la cama y lloró amargamente. Su indecisión había matado al abejorro.

jueves, 21 de junio de 2007

Aplauso

Además del nombre de un conocido concurso, es lo que le vamos a dedicar a Mari Pickford con todas nuestras fuerzas

un beso

Novata

Me parece increíble que este texto vaya aparecer en el blog. Soy una novata. Prometo borrarlo cuando me familiarice con ello (si es que se puede)

Baker

Ánimo con la tecnología

Amigos, publicar en blogger está tirado. ¡¡¡Qué no os pueda la tecnología!!! Nuestro blog conjunto ya sale en Technorati :-)

Testamento

De mi querida tía Charo Lastra, fallecida el 2 de abril de 2007.
Te echo de menos todos los días.

Para la muerte nada quiero dejar,
todo para la vida,
las canciones, los trenes,
los viajes, las maletas de sueños,
los paseos, la luz,
las campanillas...

Para la muerte nada quiero que quede.
para la vida todo,
las palabras, los besos,
los grillos, los azules del mar,
las mariposas,
las mañanas de abril,
las nubes,
mis amigos, los árboles
y los seres que quiero, sobre todas las cosas.

Pero a la muerte, no, no le dejaré nada
más que matarme, y cuando esté bien muerta
que se lleve lo suyo,
lo estrictamente suyo.

Abril 2004

Vent frais, vent du matin

Llevaba un par de semanas sintiéndose mal, muy mal. Se levantaba mareada y débil, con una sensación de no pisar terreno firme y andar a la deriva. Sólo el viento de la mañana conseguía aliviar su malestar. No le había dicho nada a Paco, no le quería preocupar. Antes de conocerle su vida había sido una noche interminable llena de drogas y de alcohol y aunque hacía ya años que estaba limpia, sabía que las locuras de juventud le acabarían pasando factura.

María sale del médico. No anda, flota. Se encuentra mal, como cada día desde hace un par de semanas. No oye nada, no ve a nadie. María llega al trabajo, vomita y sonríe. Llora. Es feliz. Sale corriendo del baño, ahora ya puede llamar a Paco.

El desayuno

De Pablini


Se levantaron temprano a pesar de ser sábado. Primero Mauro, que encendió el televisor, después Inés. Ya estás viendo la tele. Qué pasa. Podías haber preparado algo para desayunar. Y yo qué sabía si te ibas a levantar o no.
Joder, Mauro, la leche está caducada. Y tomo café solo, creo que ya lo sabes. Haz café también para mí. Tú prepara unas tostadas. Con este pan no creo, tiene moho. Bueno, nos extenderemos la mermelada en la palma de la mano. Estas gracietas hace tiempo que habían dejado de gustar a Inés. La mermelada también está caducada; Mauro, tío, esta tarde hay que ir sin falta al centro comercial, tenemos todo caducado. Y es verdad, pensaron ambos.

Perdida

Sólo las golondrinas, con su vuelo vertiginoso, le recuerdan a Teresa que
es verano en Madrid. Parece que los elementos también se han
confabulado contra ella para restregarle que el mundo es un lugar gris y
la vida un campo de batalla en el que ella siempre es la eterna
derrotada. Las nubes lo invaden todo y ya no recuerda la última vez que salió el sol.

¿Qué ha pasado con mi vida?, se pregunta mientras la abulia le va
consumiendo poco a poco. Teresa hace ya mucho tiempo que ha tirado la
toalla y ha dejado de lado aquella vida de antaño tan llena de risas.
Teresa ya no sabe para lo que se levanta cada mañana de la cama. Hace
pequeñas tareas insulsas, rutinas que le dan una existencia pero no una
vida.

Ahora ya lo recuerda, la última vez que salió el sol fue aquel verano
en el que Jorge y ella se fueron a Almería. Hace ya dos años, dos años
desde que aquel camión se cruzó con ellos, dos años desde que Jorge
vivía en la memoria de Teresa, dos años desde que ella no vivía.

La piel de la ciudad

De Pablini.

Papá, que hay debajo de las baldosas del suelo, preguntó Lucía mientras paseaban. Las baldosas son la piel de la ciudad, contestó el padre con aires literarios. Ya, pero qué hay debajo. El hombre observó una de esas baldosas ahuecadas, traicioneras en los días de lluvia, y pensó que se le presentaba una buena ocasión. Mira, hija, voy a levantar esta baldosa para que lo veas.
Apenas la hubo inclinado y del suelo brotó, como un genio de la lámpara, con traje y corbata, muy sonriente, un abogado.

Malentendido sin palabras

De Mari Pickford.

Pásame la sal, pensó él, pero no dijo nada. No es buena para ti, ya sabes lo que ha dicho el médico, pensó ella, aunque no dijo nada mientras se la acercaba. Qué bueno está este vino, saboreó él, pero no dijo nada. Ella le sonrío. Sí, está riquísimo, corroboró mentalmente ella, pero sin decir nada, mientras se llevaba la copa a los labios Él también la sonrío. No necesitaban hablar, para saber lo que el otro pensaba o quería. Cincuenta años juntos. Toda una vida. En la mesa de al lado, una pareja joven les observaba. Mira Alex, ya ni se hablan. ¡Qué triste no tener nada que decirse!

No pudo

De Pablini.


Tras una noche de sueños inquietantes, Eusebio se despertó con una sensación extraña en su boca. Entró en el baño y se miró en el espejo, que reflejó un rostro con el que le costó identificarse. Seguía ese regusto desconocido en la garganta. Abrió la boca. Su lengua había desaparecido. Horrorizado, corrió a decírselo a su mujer. Pero no pudo hacerlo.

Autobiográfico

Este es de Anita Baker.

Como todas las mañanas, Ana cogió su móvil esperando leer el mensaje que le enviaba todos los días Pablo. Desde hacía unos meses, esas palabras que le mostraba la pequeña pantalla de su móvil suponían una especie de multicéntrum vitamínico. Pero el ansiado texto "1 mensaje recibido" no apareció en pantalla y ella se extrañó. Pablo nunca fallaba. Entonces, decidió tomar ella la iniciativa. A pesar del traqueteo del tren, manejó segura el miniteclado. Unos minutos después, un pitido interrumpió la lectura de su libro. Y una sonrisa se dibujó en los labios de Ana.

Llave inglesa

No sabía nada al respecto y ya estaban dándole la chapa. ¡Qué desgracia de trabajo! ¿Tendré que hacerlo yo todo? Habían pasado siete años y él seguía trabajando en la misma empresa, cada vez más, cada vez con más responsabilidades pero cobrando casi lo mismo que cuando entró. Luis era biólogo de formación y, por alguna misteriosa razón, una gran empresa nacional le había fichado para ser miembro de su equipo de logística. No sabía cómo, pero en algún momento, fueron decapitando a los responsables del departamento y él se quedó de jefe pero sin el título y sin el sueldo. “Luuuuuuuuuuuuuuuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiissssssssssssssssss”, bramó Patricia histérica, “me dicen de almacén que no les ha llegado la mercancía y que no pueden salir los envíos ¿Y ahora qué coño les digo yo a los clientes? Sepúlveda ya me ha llamado veinte veces”. ¿Qué no ha llegado el pedido? ¡Pero si lo encargué hace mes y medio! Joder, a ver cuando me pongo las pilas, hago ese curso de FP y me voy con el Nacho a arreglar tuberías y desagües.

El primer cuento de hoy

es de Pablo Melchor.
Las moscas
Cómo puede haber personas capaces de hacer algo así. Llevo más de veinteaños trabajando de policía y no había vista nunca nada igual, qué horror,dijo el agente. Y lo peor de todo es este olor, cuánto tiempo llevará estoaquí, preguntó el inspector. Joder, se me ponen las putas moscas en la caraque hace un momento estaban posadas ahí. Esto es inaguantable, voy a pedirrefuerzos ahora mismo, decidió el mando. En el descansillo de la escalera,el inspector se sinceró. Si hay algo que no puedo soportar es un caso desíndrome de Diógenes.