viernes, 23 de mayo de 2008

Nómadas descalzos

Yo sigo andando, sigo, sigo, sigo
Me estalla en la cara, entre las manos, ante los ojos
Yo sigo recogiendo, sigo, sigo, sigo
Formo puzzles infinitos con piezas que no encajan
Yo sigo mirando, sigo, sigo, sigo
Mis puestas de sol son un póster de pared
Yo sigo andando, sigo, sigo

Felina

En mi otra vida fui un gato. Siempre me imaginé como un felino común de raza europea, un michone rayado de esos que inundan nuestros parques. Ahora no, ahora se que fui un jaguar. Sólo así se explica mi fascinación por los coches de dicha marca. Lo curiosos es que no me fijo en la elegante línea del vehículo sino en la estatuilla plateada que les sirve de mascarón y que representa a uno de mi raza con las fauces abiertas, luciendo colmillos y mostrando la potencia de unos músculos tensos para el ataque. En casa de mis padres hay un busto de obsidiana negra, pulida, que representa a un dios azteca con cabeza de jaguar y, cada vez que les visito, la pieza azabache despierta fascinación en mí. Me llama. No sé por qué, hoy me he acordado de Uxmal, de su selva verde y del silencio de su noche. Hoy he sabido que hace miles de años viví agazapada en aquella selva conviviendo con los habitantes de las pirámides. Entonces era el señor de los bosques, tenía una formidable dentadura blanca como la nieve y un pelaje más oscuro que el manto de la muerte. Tenía los sentidos agudos y un cuerpo armado de poderosos músculos. Hoy vivo en grandes ciudades rodeada de basuras y humos y, sin embargo, en días como hoy en los que me asomo al balcón y olfateo el olor de la tierra mojada, puedo sentir aún quien fui y me doy cuenta de que guardo en mí toda la potencia del jaguar.

jueves, 22 de mayo de 2008

Nueva vida

Migas, migas, migas de pan. Pastillas y pastillas partidas en trozos, caramelos chupados, pañuelos de papel usados. Miró a su alrededor con sus ojos felinos y recordó el orden de su anterior hogar. Vio a su dueño, él seguía siendo el mismo. Estiró las patas traseras y volvió a dormir.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Silencio

Mientras Whitechapel inunda mi habitación de notas lánguidas, recuerdo nuestros silencios compartidos, tus palabras hilvanadas en frases sin final. Yo tengo miedo y tú estás asustado. Espero tu respuesta mientras el reloj marca vacíos entre nosotros. Pero tú callas y yo lo lleno todo de historias perfectas donde busco lo que tú, ahora, no te atreves a decirme.

lunes, 19 de mayo de 2008

Carne

Resuelvo crucigramas y duermo. Eso es básicamente lo que hago. No trabajo. Recibo ayudas y ya está, no me hace falta trabajar. Antes bajaba al bar a comer, ahora pido comida a domicilio. Estoy engordando, pero no me importa. La tele no me gusta mucho, pero la tengo casi siempre encendida. Escucho las noticias, hay mucho sinvergüenza suelto por ahí.
Me estoy aficionando a la comida rápida. Hay de todo, hamburguesas, bocadillos, pizzas, cerdo agridulce, pollo a la barbacoa... Lo acompaño con coca-cola, que me hace eructar fuertemente, como a mí me gusta. Las demás cosas que necesito las pido por internet a unos grandes almacenes. Como soy pobre, tengo conexión gratis para ayudarme en mi integración social.
Creo que ya he dicho que estoy engordando mucho. Hoy no me encuentro bien, me cuesta respirar y siento agudos pinchazos en el pecho. Pido una ambulancia. Los sanitarios tocan el timbre. Desde la cama les grito, aunque apenas puedo, que tiren la puerta abajo. Ellos dicen que van a llamar a los bomberos.
Los bomberos tardan. Yo apenas respiro y veo muy borroso. Creo haber oído un estruendo en mi puerta. Apenas si entreveo a un hombre con casco y tras él, una mujer con aspecto de doctora. Inmediatamente, oigo decir. La orden no puede cumplirse, no quepo por la puerta.
Hablan de una grúa y de sacarme por el balcón. Alguien dice que aquí huele muy mal y que si me muero, que me joda. La mascarilla de oxígeno apenas cabe en mi cara elefantina.
Llega una grúa. Mientras tanto, los bomberos han abierto en mi cuarto un enorme boquete que lo une a la sala, donde está el balcón. Diez hombres, cinco por cada lado, levantan mi masa. La puerta del balcón ha desaparecido. Oigo maldiciones como si llegarán del extremo de un túnel.
Del gancho de la grúa pende una suerte de cama enorme. Allí me depositan con cuidado y con cierta repulsión, pues no son cosas necesariamente contradictorias. El mecanismo comienza su movimiento vacilante. No sé si llevo la mascarilla puesta. Estoy dejando de respirar. La grúa sólo baja carne muerta.

jueves, 15 de mayo de 2008

Problemático

En el mismo momento en que entré por vez primera a la clase, supe que aquel chico me daría problemas. Nunca me había topado con alguien que tuviera esa mirada cargada de arrogancia y ese porte de chulería. Yo era una profesora novata y él, un alumno aventajado. En todos los sentidos. No sé cómo voy a explicar ahora al comité que examina mi caso todo lo que ha pasado en estos diez meses. Quizás si no fuera monja y profesora de religión, sería más fácil justificar mi fascinación por ese muchacho.

Entonces y ahora

Entonces me di cuenta de que no me querías
Entonces supe que perdía otra vez
Entonces miré hacia otro lado
Entonces me di cuenta de que no quería estar en otro sitio que no fuera ese
Ahora sé que he ganado

lunes, 5 de mayo de 2008

A las flores de mayo

Las flores de mayo han brotado este fin de semana en un Madrid desierto. El sol iluminó el lado oscuro del jardín y allí estaban, tan hermosas que el corazón dolía de tanta belleza como irradiaban. Había prímulas de colores, rosas delicadas, girasoles deslumbrantes que resplandecían inundando el mundo de belleza. Flores de mayo, como millones de rayos ardientes en lo más profundo del alma.

El camino

Los ángulos de tu cara son el recorrido
pequeñas ondulaciones en las que encuentro mi camino
secreto y escondido
oculto y privado
hasta ahora lejano
ahora cercano y familiar
que no quiero compartir
que quiero sólo para mí.