viernes, 20 de junio de 2008

Un concursito

Niñ@s,

Por si os interesa

http://www.noticiasdegipuzkoa.com/losrelatosdelverano/

A escribir, a escribir...

3 centímetros

Para alguien a quien quiero con locura, porque nunca te había visto tan feliz, porque será una maravilla estar juntas de nuevo, porque dices que llevo dándote lecciones desde los 20 años, pues una frase tuya bastó para dar la vuelta a todos mis principios y estoy encantada.

Mides 3 centímetros y te mueves
Nunca pensé que en esa medida pudiera caber tanto
Amor, alegría, miedo, esperanza, preocupación, olvido
Tú has llegado y todo lo demás es pasado
No me acuerdo de amores y dolores vividos
No me acuerdo de rencores
No me acuerdo de lo que pudo haber sido
Sólo pienso en ti
Sólo pienso en tus 3 centímetros que ya están llenos de vida
Sabía que nunca llegaría el momento perfecto
El tiempo corría en mi contra
Mi vida corría en mi contra
Pero tú estás aquí
Mi cosita
Mi vida
Mi hijo

martes, 17 de junio de 2008

Letras anatómicas

Letras anatómicas que se adaptan a palabras que esconden misterios y sorpresas

Realidad en piel, en calor, en gestos, en caricias, en olores y en colores

Un puzzle, dos piezas, distancia sin nombre, despedida sin fecha

Más letras, más besos, más cerca

Misterios por descubrir, sorpresas que vivir

Relativo

Escondido en algún lugar que no conozco estás tú
A veces tengo una linterna, otras un mapa
De vez en cuando te encuentro, otras te pierdo
Repito escenas, movimientos y protocolos
Ahora sí, mañana no sé

sábado, 14 de junio de 2008

La tarde se echaba sobre el barrio y todo era tan hermoso… Caía el sol y en lugar de bajar como siempre por Corredera me decidí a girar a la derecha y tomar Escorial para bajar por Molino de Viento. Al llegar a la plaza del Palentino (no sé cómo se llama la maldita plaza y eso que llevo viviendo en frente más de dos años ya) me di cuenta de que estaba allí, con una camisa verde, seguro que tú la recuerdas y seguro que tú has querido que, justo hoy, cambiara la ruta para cruzarme con ellos. Mayo, llena de color, como siempre. A su lado estaba Carlos, con un polo rosa, y Estrella. Allí estaban, aposentados en la terraza de un bar-restaurante nuevo que han abierto. Me he sentado a tomar una caña y a disfrutar de su calor entrañable y cercano y es que en cada uno de ellos veo un trocito de ti y abrazarles a ellos es como seguir disfrutando de tu presencia, esa que me arrebató el maldito mes de abril. Puto mes de abril. Las desgracias me llegan siempre en ese mes gris y el año pasado quiso el cáncer que tú murieras, tú, soldado feroz, tú que tanta vida exhalabas incluso cuando la enfermedad te iba comiendo por dentro. Charo, te echo de menos. Echo de menos las charlas, las risas, tu personalidad arrolladora y tirana y la fuente de tu amor y apoyo incondicional. Nosotros seguimos disfrutando y padeciendo el barrio de las maravillas y, aunque tu ausencia nos pesa, te seguimos viendo en todos los rincones y tengo la sensación de que tú no te pierdes ninguna de nuestras pequeñas reuniones. La próxima vez te voy a pedir un Bitter Kas o mejor aún, un vermut con soda.

jueves, 12 de junio de 2008

Su deseo

Era lo que más deseaban en el mundo. Y eso que no podían afirmar que la vida
de los últimos años les hubiera tratado mal. Todo lo contrario. Pero los
muchos recovecos del camino recorrido juntos siempre desembocaban en el
mismo deseo. Ahora, por fin, lo veían cumplido.
A los pies de la cama de la mujer, la matrona exclamó: ¡Es una hermosa niña!

lunes, 9 de junio de 2008

Es una niña

La cara de Rajan se distorsionaba cada vez que su mujer profería un grito. Llevaba más de diez horas en la habitación contigua, esperando a que ella diese por fin a luz a su primogénito, aquel con el que llevaban soñando nueve meses. Aarushi gritó aún más fuerte, pero esta vez su grito era también de triunfo y esperanza. La comadrona salió de la habitación, mientras las vecinas lavaban a la parturienta, con el bebe envuelto en la vieja tela de un sari. "Es una niña", dijo simplemente. La decepción cruzó el rostro de Rajan. Cogió la bolsa donde guardaba el dinero y dió a la mujer el doble del precio acordado. Ella sabría qué hacer con la pequeña. Mientras cerraba la puerta, oyo los sollozos de Aarushi en la otra habitación.