lunes, 14 de enero de 2008

Exausta

Ella Fitzgerald pide con su voz cascada que le lleven a la luna y Felicia piensa que ella no quiere volar tan lejos. Le bastaría con irse a la cama. Son las nueve y media pasadas y a pesar de los dos cafés que se ha tomado por la tarde no consigue estar alerta. Acaba de corregir y terminar los últimos detalles de una presentación de ventas, mañana madruga para ir a rehabilitación, de allí irá a la oficina a seguir trabajando en la página web y por la tarde volará para llegar a la reunión con Paco. Tiene que acabar a las ocho en punto porque empalma con otra reunión con sus compañeros de máster. La cadencia de la voz de Ella la adormece. No puede escribir ya más nada y, sin embargo, tiene que terminar dos trabajos y escribir un mini guión de teatro. ¿No podrán hacernos un examen como toda la vida? Las campanas del convento repican y Felicia cierra el ordenador. Claudica. Se va a la cama. Últimamente cae rendida demasiado a menudo. Soñará con tarjetas de visitas magenta y vidas con fines de semana para perrear y ver a los amigos.

3 comentarios:

Men dijo...

La vida es sueño

Anita Baker dijo...

El sueño es fundamental. ¿Ya me duermes bien, Sullyvan?

pablini dijo...

Si saben de algún laboratorio clínico que pague por dormir, avísenme. A mí se me da muy bien dormir y sería una buena cobaya. La vida es tener sueño.