Era lo que más deseaban en el mundo. Y eso que no podían afirmar que la vida
de los últimos años les hubiera tratado mal. Todo lo contrario. Pero los
muchos recovecos del camino recorrido juntos siempre desembocaban en el
mismo deseo. Ahora, por fin, lo veían cumplido.
A los pies de la cama de la mujer, la matrona exclamó: ¡Es una hermosa niña!
jueves, 12 de junio de 2008
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