viernes, 21 de diciembre de 2007

Preguntas y respuestas

Al leer el de "La distancia" me he acordado de éste mío que lo tenía guardado por ahí.


¿Cuál es el momento en que dos amantes se convierten en extraños?

Cuando dejan de decirse te quiero en silencio.



Alguien me preguntó al leerlo si era porque se convertían en pareja a los ojos de todo el mundo o porque se separaban. Creo que ambas posibilidades son factibles.

Visita al museo

El artista ha querido transmitir con esta obra la importancia de la luz, de dejarse ver y destacar en un entorno hostil. En torno a esta obra, también hay especialistas que interpretan que estamos ante el predominio de la técnica frente a la naturaleza. De hecho, algunos críticos afirman que se trata de un autor poco ecologista, que antepone lo artificial a lo natural. Sobre un motón de piedras y tierra, un par de fluorescentes encendidas.

La distancia

La distancia más grande es la que separa a dos personas juntas que han dejado de amarse.

jueves, 20 de diciembre de 2007

La fiesta

De momento, voy a ir llenando la piscina hinchable. Luego prepararé unas bebidas y algo para picar. No voy a cancelar mi fiesta por esta tontería. Los niños jugarán en el agua, mientras sus papás meriendan en el jardín. Cuando todo haya pasado, tendré tiempo para ocuparme de él. Nunca fue muy sociable el pobre, ¿quién va a echarle de menos?
Sólo cuando la fiesta ya llegaba a su fin y el niño de los Lastra insistió en ver de nuevo el acuario, Elvira perdió los nervios y confesó haber matado a su marido. Con el cuchillo del jamón, para más inri.

Pese al boicot, uno de ventiladores

Este era mi cuento para la SER de la semana pasada, pero como estamos de boicot silencioso -porque nadie además de nosotros lo sabe- no lo mandé:

Cumpleaños feliz
- Yo te llevaré un ventilador.
- Eso, eso, y yo te consigo un par de sillas y una mesa.
Alonso observo suspicaz a sus padres... Ellos nunca coincidían en nada que tuviese que ver con su Alonsito... Quizás se había precipitado al contarles el día de su 45 cumpleaños que estaba pensando seriamente irse a vivir solo. De un soplo apagó las velas y deseó con todas sus fuerzas no haber dicho nada.

Una escena de película

- ¡Todos quietos! ¿Quién manda aquí?

Siempre le habían dicho que no parecía un policía. Sus buenos modales, sus gestos comedidos, sus movimientos suaves le hacían estar más cerca de un bailarín del cuerpo de baile del Bolshoi que de un detective de Detroit, la jodida ciudad del motor como la llamaba su compañero.

Por eso, cuando tenía que irrumpir bruscamente en algún lugar donde se estaba cometiendo un delito, tenía que transformarse, disfrazarse de hombre duro como decía él, y cambiar su voz cálida y envolvente por algo parecido a un ruido hosco, seco y duro.

Se distrajo sólo un segundo y no se dio cuenta de que aquella luz en la pared no era el reflejo de la taciturna bombilla que colgaba del techo. Márquez, a quien durante tanto tiempo había perseguido, tuvo el tiempo justo de sacar su Beretta 98FS Deluxe, la de coleccionista, esa dorada de la que todo el mundo se reía, y disparar.

No pensó en nada, descargó el cargador sobre un Stone ya muerto y supo que en ese momento él era quien mandaba.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Cinco minutos

Tienes cinco minutos para crear algo. Ni uno más, dijo el mago. La mente de Mina se quedó en blanco y comenzó a transpirar a causa de la ansiedad. Cinco minutos era un suspiro, un espacio de tiempo demasiado breve para imaginar algo. La torre del castillo se balanceaba como un junco al compás de las ráfagas de viento del nordeste. Si no escribía algo pronto, Mina moriría. Dos minutos y nada. La hoja permanecía en blanco y Mina oía como Volkor subía por las escaleras. Mina cogió la pluma y escribió: y entonces Siu, señor del agua, dragón protector del reino de Lot se acercó surcando los cielos.

jueves, 13 de diciembre de 2007

La gota que colma el vaso

Qué hacen aquí unas bragas, se preguntó mientras recogía detrás del armario la prenda recubierta de polvo. Las sacudió y recordó el regalo que hizo a Silvia hace más de un año. Examinaba las bragas con ambas manos cuando una presencia le sacó de su ensimismamiento. Antes de que pudiera balbucir el nombre de Laura, escuchó el portazo del adiós definitivo.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Reencuentro

Cuando Aurelia se enteró de la muerte de su marido en un accidente aéreo decidió dejar de vivir. Al principio, todos pensaron que su mutismo era efecto de la pena y que la falta de apetito remitiría poco a poco. Pero no fue así. Aurelia se dejaba alimentar, bañar y sacar de paseo, con la docilidad de un bebé o un cachorrito. Nunca gritó su rabia, lloró su pérdida o maldijo su suerte, pero quizás por eso, sus ojos siempre estaban aguados de tristeza. Sólo el día que Aurelia murió en mis brazos, siete años justos después del accidente sufrido por Joan, la volví a ver sonreir mientras musitaba su nombre.

martes, 11 de diciembre de 2007

Un suspiro

Ya me contó Mari que boicoteáis al relato en cadena. En fin, aunque estoy harta de ventiladores, ¡qué afán, por Dios!, aquí está mi propuesta para esta semana.


- Yo te llevaré un ventilador. Te llevaré el huracán del Trópico, los vientos alisios de las islas, la brisa marina de nuestra playa, el lento abanicar de un pay-pay en Pekín. Te lo prometo.

Elena le miró y sonrió. No se podía quejar, hoy tenía un buen día. Se incorporó en su cama del hospital y apagó las velas de la tarta de cumpleaños de un soplido.

Ahorros miserables

- Ejem, por cierto Dean, no puedes hacerte el expresso con agua embotellada...
- ¿Qué?
- Ya me has oído. No puedes usar agua de botella para hacerte un café o un té...
- ¿Por qué no? Hace un tiempo de perros ahí fuera y me apetece beberme un café caliente, el resto de la botella la iré consumiendo a vasitos en mi oficina... Y además, el agua de esta ciudad tiene demasiada cal.
- Bueno, yo sólo te trasmito lo que piensa nuestro director general, ya sabes que tenemos que apretarnos el cinturón...
- No me hagas reir. El director general no asoma la nariz por esta cocina para empleados... así que no sabe si me hago el café con agua del grifo o de botella. Sólo tomo uno al día... Apretarse el cinturón... que se lo apriete él y sus secretarias, que sois los que más despilfarráis.
De un portazo, la secretaria abandona la cocina ante la mirada desaprobadora del resto de empleados. Dos horas después, un correo electrónico informa a los empleados de que la empresa dejará de suministrar agua, café, té y zumo de forma gratuita para su consumo en los horarios de oficina.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Miedo

Las polillas aleteaban incesantes y rebotaban una y otra vez sobre la malla fina de plástico verde que protegía las ventanas del caserío contra los ataques de los mosquitos y demás insectos que intentaban colarse en la casa atraídos por las luces de la cocina.

La abuela le había preparado su cena predilecta: huevos fritos con guisantes de la huerta. Aún así, María no estaba disfrutando en absoluto del ágape. Los sonidos de las mariposas al golpearse resonaban magnificados en sus oídos y continuos escalofríos le recorrían la columna vertebral. Todos en la mesa parecían encantados pero ella no podía dejar de mirar a aquellas criaturas revoloteadotas que tanto pavor le infundían.

María se despierta sudorosa. Ya no recuerda en que momento de su vida empezó a sentir aquel miedo incomprensible y primitivo por los seres alados. No le gustaban las polillas, y tampoco las mariposas que a todos resultan fascinantes. Piensa en nubes de alas naranja fuego que se desplazan entre Méjico y Estados Unidos y en aquella caja que Keith preparó a su novia. Ella la abrió y decenas de mariposas escaparon acariciándole el rostro. María hubiera muerto de un ataque cardiaco. Es ridículo, lo sabe, pero así son las fobias: irracionales.

Irracional es también el miedo que se apodera de ella cuando piensa en su cercanía aparente. ¿Existes? ¿Has venido a quedarte? ¿Cuánto me va a costar esta vez? ¿Quiero realmente? No lo sabe y duda. La duda se transforma en incertidumbre, ésta en desasosiego y el desasosiego en miedo. Le da miedo querer demasiado pero más miedo le da aún no querer suficiente. ¿Se puede querer demasiado? Ella sabe que sí. ¿Dónde está la justa medida? ¿Volverá la inocencia, la fe ciega?

También sabe que el cambio de año trae, anticipa un cambio de vida. Quiere el cambio. A veces lo siente certero y otras veces… ¿Y si no lo consigo? ¿Y si no encuentro mi destino y sigo perdida por el laberinto de la vida? Ve la luz del faro. Lleva tiempo viéndola y sin embargo, al girar, la pierde por breves instantes y eso le provoca un vacío. Es curioso, ella que nunca antes se preparó, ella, experta en lanzarse a lo desconocido, ella, que lleva tiempo preparándose… Ella, ahora, por primera vez, tiene miedo.

Sigue pensando en todo aquello que le da miedo y sonríe. Sabe que no es ella, es la loca de la casa, la que mora arriba. Sale de ella y deja a su voz interior que parlotea incesantemente perdiéndose más y más en profundas pajas mentales.

Brindis

Ahí va una mezcla entre mis experiencias personales, las de otras personas que me rodean y otras que, directamente, me invento porque me da la gana.


- El amor es una mierda repetitiva.
- Sí, es verdad. Cuando crees que has encontrado a un tío que es distinto te viene con las mismas historias de siempre.
- Son un bucle aburrido, sin emoción, con sus frases manidas “nena, si ya sabes que te quiero mucho”, dijo Marta impostando la voz. Y si me quieres mucho, ¿por qué coño me tratas como a una mierda?
- Porque saben que les queremos.
- Sí, está claro. Expresar claramente tus sentimientos sólo te trae problemas. Si al tío no le interesas y sólo quiere divertirse contigo, en cuanto le dices que te gusta de verdad sale corriendo como si hubiera visto a su peor enemigo. Y si le gustas como para una relación más en serio, es la excusa perfecta para relajarse, para dejar de esforzarse por gustarte. En fin, que se convierte en el mismo tío plano, aburrido e insoportable en el que se había convertido tu último novio. Pero como ya estás enamorada, lo aguantas hasta que acabas hasta las narices o hasta que el señor te pone los cuernos.
- Eso sí que es fuerte. Encima de que les aguantamos todas sus movidas luego nos ponen los cuernos.
- Aunque te digo una cosa, con la pereza que me da romper las relaciones casi me hacen un favor. Así no tengo que inventarme una razón lo suficientemente sólida como para que la ruptura no tenga marcha atrás. He comprobado que un “cariño, no es que no te quiera es que me aburres hasta la saciedad” no les hace darse cuenta de que nuestra relación ha pasado al purgatorio de las parejas.
- El tema es, ¿por qué nos gustan tanto?
- La culpa es de Walt Disney. Sus películas nos han hecho creer que es real que existe un príncipe azul para cada una de nosotras y, ¡míranos!, todavía compramos tinte Iberia para, aunque sea, dar un toque azulado a los que nos vamos topando por el camino.
- ¡Por el amor verdadero!, gritó Laura mientras levantaba su copa.
- ¡Salud!, le secundaron Marta y Ana con sus copas de plástico.
- Odio estos vasos del geriátrico el champán no sabe igual.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Una concepción del amor

Solo concibo el amor desde una perspectiva, que es la de la generosidad, la del dar sin esperar nada a cambio.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Delirium tremens II

-Me duele el hoyo.
-Y a mí la franja.
-¿Por qué será?
-Vete tú a saber, seguro que tanta obra no es buena.
-Nunca sabes qué es mejor… Si no haces nada es malo porque lo que no se habilita se derrumba. Si haces perforaciones resulta que se dañan los cimientos…
-La electricidad no obstante es óptima. El catalizador se regenera y envía impulsos supersónicos por todo el edificio hasta llegar a la torre de control.
-Sí, allí lo celebran descorchando millones de botellas de champán.
-¿Cómo sabes que es champán y no cava? ¡Podría ser incluso Asti!
-Las grandes celebraciones solo aceptan champán francés. Además, he visto como las descorchan. A golpe de espada.

Delirium tremens

-Me sangran las encías.
-Pues vete al ginecólogo, seguro que con ultrasonidos y un par de semanas de magnetoterapia se te pasa enseguida.
-Tienes razón, y si no, siempre me queda escuchar dos horas de Amy Winehouse para ver si así cicatrizan.
-Es que las cesáreas dentales son muy malas. Yo cuando tuve trillizos estuve cuatro meses supurando. Todo se me iba por la boca. No podía apenas comer.
-¡Vaya! Tendré que ir a hacer acopio de marrons glacés para guardarlos en el buche, no vaya a ser que no pueda alimentarme en meses...
-Es una idea excelente. Cuando visitamos el buche de Paco tuvimos una suerte enorme. Comimos poularda con confitura de ciruelas durante tres años y medio. Fue una delicia.
-Si no se me tuercen las cosas a mí también me gustaría ir de visita y beber moscatel.
-Perdona cuqui, te tengo que dejar. Me llama el conejo blanco. Quiere que vayamos a buscar a Alicia.

Diálogo vital

Ya veo que estamos ya medio de vacaciones ¿eh? Bueno, como el insomnio me acompaña últimamente, lo he aprovechado para escribir un poco. Lógicamente, lo que escribo es bastante paranoico. En este caso paranoico-médico.


- Aquí sí que se está bien, me encanta este sitio.
- Me dijeron que a veces hay terremotos.
- Bueno, alguna vez hay temblores pero terremoto sólo ha habido uno, hace mucho tiempo, tú ni siquiera habías nacido. Fue cuando conoció a Pedro.

Ring, ring, ring

- Hay que volver a la fábrica
- ¿Qué te toca hoy?
- No he mirado el cuadrante pero me suena que estoy en el torrente que va hacia las piernas. Hoy es martes, ¿no?
- Sí, el último del mes
- Pues entonces seguro. Los martes anda en bicicleta.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Escenas de matrimonio

Bueno, este relato es lo que se me ha ocurrido con la última frase del relato ganador del concurso de la SER. La verdad es que el que ha ganado esta semana no me ha gustado nada de nada.

Diles a estos señores que o nos dejan meter un ventilador o yo me vuelvo con tu madre.

- Pero, ¿tú crees que mi madre te dejaría volver sin mí?
- Tu madre siempre me ha querido más a mí que a ti.

Joana se volvió hacia su marido y le lanzó una mirada que mezclaba frialdad y compasión a partes iguales. Es patético, pensó, a veces resulta hasta gracioso.

- Mi madre es actriz.

martes, 27 de noviembre de 2007

Contradicción

Contradicción

- No me toques

A mí me gusta verle así, desnudo y tembloroso.

Es el único instante en el que siente algo, en el que no es un trozo de hielo ni una pared de hormigón.

- Abrázame

Y yo, obediente, busco mi sitio en su cuerpo. Adapto mis huesos a los suyos, acompaso mi respiración. Le protejo. Me convierto en la madre que él anhela y dejo de ser la mujer que quiero ser.

viernes, 23 de noviembre de 2007

El corazón gigante

Mi abuelo de ochenta y seis años, representación pura de la bondad, está en Basurto haciéndose pruebas. Le han detectado un fallo cardiaco. Me dice mi madre que es la edad. Yo sé que no es así. Su corazón gigante debe de estar ya extenuado de bombear tanto amor y es que, en sus ochenta y seis años de vida, mi abuelo no ha dejado ni un segundo de mostrarnos su afecto más profundo, su apoyo ciego y sereno. El corazón gigante quizá vaya a necesitar un marcapasos, un parche más para su cuerpo enjuto, atlético y ya cuasi robótico.
Así es mi abuelo, encarnación del amor incondicional. Ramón, güelo, güelito, güelín, asturiano..., ya sabes lo mucho que te quiero, lo que no sé si sabes es la presencia infinita que tienes en mi vida. Gracias por quererme tanto y sobre todo, gracias por algo que es aún más difícil y que poca gente hace: gracias por quererme como soy, gracias por aceptarme sin peros, sin condiciones. Gracias por una vida entera ceñida a resaltar solo mis puntos fuertes. Gracias por no encontrar nunca nada negativo que decirme. Te mando ánimos desde la casa azul. Fuerza, abuelo mecánico. Besos mil de tu nieta charlatana.

jueves, 22 de noviembre de 2007

El coaching, una visión personal. Por Sandra Lastra

Existen innumerables definiciones del concepto de coaching, tantas como profesionales hay en el mercado por lo que resulta muy complicado aglutinarlas todas o decantarse por alguna en particular. En esta reflexión me limitaré a ofrecer una visión puramente personal de lo que para mí significa el coaching aunque a modo de reseña sí quiero apuntar tres definiciones básicas de grandes profesionales del sector. Para John Withmore, figura pionera en la disciplina, el coaching consiste en liberar el potencial de una persona para incrementar al máximo su desempeño. Consiste en ayudarle a aprender en lugar de enseñarle. Talane Miedane por su parte lo define como un proceso de entrenamiento personalizado y confidencial que cubre el vacío existente entre lo que una persona es en el momento presente y lo que desea ser. Por último mencionar a José Luis Menéndez y a Christian Worth que lo entienden como una serie de técnicas y procesos que ayudan al coachee a realizar mejor todo aquello que ya sabe hacer potenciando todas las habilidades y capacidades y, al mismo tiempo, posibilita el aprendizaje de conceptos necesarios para llegar hasta donde el coachee desea. Las tres definiciones resaltan aspectos que considero interesantes y que comulgan con mi visión.

Personalmente veo el coaching como un proceso que permite a una persona emprender un camino hacia una transformación profunda en algún área de su vida que quiera mejorar. Muchas veces en el proceso descubriremos que la meta primigénea no es la verdadera sino que a medida que hemos ido caminando las sendas elegidas nos llevan a otro destino. Nótese que el éxito, el alcanzar la meta, llega siempre como consecuencia de la acción de caminar. La acción es básica. Sin acción no hay éxito. Otro tema fundamental para calificar un proceso de coaching es la voluntad, el esfuerzo que el coachee ha de emplear en el proceso. Sin esta voluntad, sin este deseo de actuar, no puede haber un trabajo de coaching. El coachee es el único que tiene las herramientas para conseguir lo que quiere.
En esta andadura del coaching el coachee dispondrá de un acompañante socrático, el coach, que le seguirá por cualquier senda que decida tomar. El coach no puede en ningún caso proponer el trazado del recorrido. Se limitará, mediante preguntas, a apoyar al coachee para que tome una opción válida sabiendo que no hay una sola vía para llegar, que muchas pueden ser las sendas y que hay que ser creativos para descubrir caminos secretos y escondidos. La opción válida es cualquiera que el coachee considere como tal no la que el coach determine.

Otro aspecto importante a tener en cuenta a la hora de afrontar un proceso de coaching es que, como en cualquier viaje, debe existir una química entre coach y coachee. Es responsabilidad del coach ganarse la confianza del coachee desde la primera sesión. Para ello el primer paso es insistir en la confidencialidad de lo trabajado en las sesiones. Bajo ningún concepto podrá el coach comentar nada de lo hablado con el coachee salvo que éste último le autorice expresamente a ello. A la confianza también se llega a través de la escucha. La escucha activa es esencial. El coach ha de estar pendiente tanto del lenguaje verbal como del no verbal para obtener la máxima información acerca del coachee. Gracias a esta información podrá ir lanzando preguntas al aire para que el coachee las recoja y las utilice en su transformación. El coach ha de limitarse a escuchar y preguntar y como mucho, aportar sugerencias. Elegir el camino es siempre una tarea del coachee. El coach va siempre al lado, acompañando.

El coaching es, en mi opinión (insisto en este matiz de especial relevancia ya que, como dice Francisco Yuste, nada de lo que digo es la verdad), una filosofía de vida que mueve a las personas a transformar sus hábitos. Dicha transformación conllevarán paulatinamente una más profunda: la de las creencias y valores. Para lograr el cambio es imprescindible que el coach trabaje apoyándose en las fortalezas y en los deseos del coachee. Y ya por último, quisiera concluir con lo que para mí es el el fundamento esencial del coachingque practico: el amor incondicional a las personas. Ojala que sea capaz de salvar muchas estrellas de mar y ojala que me encuentre con muchos de mis compañeros en esa fascinante tarea. Amigos, os espero en la playa.

War

No, así es el infierno. Aquello no era un país en guerra, Paola. Aquello fue un descenso al averno. ¿Cuántos años han pasado y cuántos más habrán de pasar para que yo deje de soñar con el olor de la carne chamuscada? Paola se pegó todo lo que pudo al cuerpo del hombre y comenzó a besarlo.

Descenso a los infiernos

No, así es el infierno, me dijo el diablo sonriendo con lujuria. No podía creer que hubiera acabado precisamente allí. Yo, la princesita, siempre recatada y tan tímida. Pero al diablo eso le daba igual, y -qué demonios- yo ya estaba en el infierno. Así que cuando Belcebú me cogió con fuerza y me besó como si quisiera robarme el alma, me dejé llevar por el deseo y le devolví el beso con furia, mordiéndole los labios. Hoy, treinta años después, puedo decir, poniendo al demonio por testigo, que aquella fue la mejor fiesta de carnaval de la historia.

La muerte del Principito

No, así es el infierno. ¿Estás seguro, papá? Yo creo que esto que veo es la tierra, o lo que queda de ella. La rosa murió hace tiempo, cuando él dejó de ir a regarla. Él también murió. Un día su cordero salió de la página y marchó en busca de paraísos imaginados. Él lo estuvo buscando por los campos de trigo pero no pudo hallarlo y entonces murió, consumido por la infinita tristeza . La ternura desapareció del mundo. El amor se evaporó por los poros de Gaia y solo quedó el paisaje yermo que ahora contemplan mis ojos, ese al que tú llamas infierno.

Enfermo de tristeza

No, así es el infierno. Cuando la tristeza hace que te duela el corazón y camines encorvado. Cuando tu cabeza pone trabas a los planes antes de que hayas podido formularlos. Cuando te convences a ti mismo de que ya nada vale la pena. Cuando sabes que estás solo y a nadie le importa. Cuando levantarse de la cama es una odisea y requiere de todas tus fuerzas. Cuando cada día quieres morirte, pero te faltan las ganas para matarte. Así es el infierno y no la vida, cada vez que intento dejar los antidepresivos.

el infierno

No, así es el infierno. Me gustaría gritarlo a los cuatro vientos, pero mi voz se ha apagado. El infierno es querer levantarse y que una pesada losa te lo impida. Es no poder devolver las caricias de mi esperanzada madre, guardiana de mi cama. Es el ruido constante de la máquina que bombea mi débil corazón. Es el ir y venir del personal sanitario, sabedor de que hace tiempo que no formo parte de los vivos. El infierno es querer morir y no poder.

Sin sangre

Mi humilde aportación de esta semana para el concurso de la SER

“No, así es el infierno”

Esa era la frase que Juan había elegido para cerrar la entrevista con el Teniente Mcneall. Rebobinó la cinta y llamó a su Jefe de Redacción.

Esperó a que su teléfono vía satélite diera señal de llamada.

- ¿Enrique? Soy Juan. Ya tengo la pieza preparada. No, esta vez no hay mucha sangre pero tengo una entrevista buenísima. Ya, ya sé que esto es una guerra y tiene que haber sangre.
- Y, ¿por qué no venís tú y el Consejo de Administración de la cadena hasta aquí a hacer mi trabajo?
- No, no estoy borracho otra vez, estoy harto. ¿Quieres la entrevista si o no?

Juan cerró bruscamente la tapa del teléfono pero volvió a abrirla para hacer otra llamada.

- ¿Paz? Soy papá. No cariño, esta noche no me verás por la tele. Sí, yo también miraré las estrellas.

Los cinco principios del Reiki

Solo por hoy no estés enojado.
Solo por hoy no te preocupes.
Gana tu pan honradamente.
Siente gratitud por todo lo vivo.
Honra a tus padres y ancianos, a tus maestros y alumnos.

Que la energía vital universal esté con vosotros... y con mi espíritu.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Los cinco sentidos

de Mentxu Sendino, a la que tenemos que mandar una invitación para que pueda publicar sus cuentos aquí directamente:
En el olor a vida de un recién nacido.
En el tacto de la piel del amado.
En el sabor de un beso a escondidas.
En el sonido de dos cuerpos que se abrazan en silencio.
En la visión de mi reflejo en tus pupilas.
En todos esos sitios está la felicidad. La felicidad que hoy te deseo, que hoy te prometo.

martes, 20 de noviembre de 2007

Fico Assim Sem Você

Avião sem asa, fogueira sem brasa
Sou eu assim sem você
Futebol sem bola. Piu-Piu sem Frajola
Sou eu assim sem você
Por que é que tem que ser assim?
Se o meu desejo não tem fim
Eu te quero a todo instante
Nem mil alto-falantes
Vão poder falar por mim
Amor sem beijinho, Buchecha sem Claudinho
Sou eu assim sem você
Circo sem palhaço, namoro sem amasso
Sou eu assim sem você
To louca pra te ver chegar
To louca pra te ter nas mãos
Deitar no teu abraço, retomar o pedaço
Que falta no meu coração
Eu não existo longe de você
E a solidão é o meu pior castigo
Eu conto as horas pra poder te ver
Mas o relógio tá de mal comigo Porque? Pooooooorque?
Neném sem chupeta, Romeu sem Julieta
Sou eu assim sem você
Carro sem estrada, queijo sem goiabada
Sou eu assim sem você
Por que é que tem que ser assim?
Se o meu desejo não tem fim
Eu te quero a todo instante
Nem mil alto-falantes
Vão poder falar por mim
Eu não existo longe de você
E a solidão é o meu pior castigo
Eu conto as horas pra poder te ver
Mas o relógio tá de mal comigo

Uno y uno

Existen hogares que no son tales, pues en ellos no habitan niños. En uno de esos vivían Mario y Esther, creyendo ser una pareja. Y no lo eran; uno y uno no siempre hacen pareja. Quería Marcos ser dueño de su tiempo; y Esther, de su carrera. Así que Marcos poseía tiempo y Esther medraba profesionalmente. Llegó el viernes y, a medianoche, brindaron con champagne. En el piso superior, unos niños correteaban por el pasillo y sus pisadas se convirtieron un golpes de aldaba en la conciencia de ambos. Ya están esos niños molestando, dijeron. El champagne se había vuelto inesperadamente amargo.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Sin presente

de Mentxu Sendino:
¿No usas ahora el presente, Mario?
La pregunta rebotó dentro de la cabeza de Mario como una piedra que hace ondas en un río. Llegó lejos pero sin dejar rastro. Hace tiempo que no sabe lo que ha pasado ayer y lo que ha sucedido esta mañana. Esther era su reloj y su calendario. Su brújula y su mapa. Ahora, su única referencia temporal válida es su partida. Un año. Hace un año que no piensa, hace un año que no siente. Un año sin presente.

El lenguaje

¿No usas ahora el presente, Mario? Pero Mario no la escuchaba. En su lista de prioridades el lenguaje ocupaba una de las últimas posiciones. De hecho, siempre había considerado esta asignatura como una pérdida de tiempo. Lo más que leía eran las instrucciones de sus videojuegos.

Con una paciencia propia de quien ha dedicado media vida a la enseñanza, la profesora se volvió hacia él. Escribe ahora una despedida. Hst mñn

miércoles, 14 de noviembre de 2007

El instante de Dios

¿No usas ahora el presente, Mario? No lo uso, no me gusta y no me sirve de nada. Pero, Mario, presente es lo único que tienes; el pasado ya no importa. Mi vida es el pasado. No te aferres a lo que ya viviste, agárrate a tu vida ahora, en este instante, siéntete vivo. Te repito que mi vida está en el pasado, con ellas. ¡El pasado no existe! Sí, porque está dentro de mí. ¡No existe! Entonces, Dios no existe. ¿Y eso qué tiene que ver? Padre, tú me dijiste que Dios existe porque está dentro de mí.

martes, 13 de noviembre de 2007

Para la reflexión

Capítulo final de Las zonas erróneas de Dyer.

RETRATO DE UNA PERSONA QUE HA ELIMINADO TODAS LAS ZONAS ERRÓNEAS

Están demasiado ocupados siendo para fijarse en lo que hacen sus vecinos.

Es posible que una persona liberada de zonas erróneas nos parezca un personaje de ficción, pero la liberación de los comportamientos autodestructivos no es un concepto mitológico; más bien se trata de una posibilidad real. La posibilidad de funcionar plenamente está a tu alcance y una completa salud mental en el momento presente puede ser una opción. Este último capítulo está dedicado a describir cómo funciona la gente libre de zonas erróneas de comportamiento y pensamiento. Verás el desarrollo de un individuo distinto a la mayor parte de la gente y que se distingue por su hábil capacidad de estar creativamente vivo en todo momento.

Las personas libres de zonas erróneas son muy distintas a la gente común y corriente. Y aunque su aspecto es como el del normal de la gente, ellos tienen unas cualidades muy particulares que en ningún caso son raciales, socioeconómicas o sexuales. No encajan fácilmente en ningún rol, trabajo específico, moldes geográficos, niveles educativos o estadísticas económicas. Tienen una cualidad diferente, pero la diferencia no es fácil de discernir por medio de los factores externos tradicionales con los que generalmente clasificamos a la gente. Pueden ser ricos o pobres, hombres o mujeres, blancos o negros, vivir en cualquier parte y hacer casi cualquier cosa. Son un grupo de gente muy variada que sin embargo tienen un factor en común: estar libres de zonas erróneas. ¿Cómo darte cuenta de cuando te encuentras con alguien así? ¡Obsérvalos! ¡Escúchalos! Esto es lo que descubrirás:

En primer lugar, y esto será lo más evidente, verás que es gente que disfruta de virtualmente todo lo que les brinda la vida; gente que se siente cómoda haciendo cualquier cosa y que no pierde el tiempo quejándose o deseando que las cosas fueran de otra manera. Sienten entusiasmo por la vida y quieren todo lo que pueden sacar de ella. Les gusta salir de excursión, ir al cine, leer, practicar deportes, asistir a conciertos, visitar ciudades, granjas, contemplar animales, montañas y realmente casi todo. Les gusta la vida. Cuando estás cerca de gente así, notarás la ausencia de lamentos e inclusive de suspiros pasivos. Si llueve, les gusta. Si hace calor lo disfrutan en vez de quejarse. Si se encuentran en medio de una congestión de tráfico, o en una fiesta, o completamente solos, sencillamente actúan de la mejor manera posible. No se trata de disfrutar de todo lo que sucede, sino de una sabia aceptación de lo que es, de una rara habilidad para deleitarse con la realidad. Pregúntales lo que no les gusta y les costará darte una respuesta honesta. No actúan con la sensatez que significaría protegerse de la lluvia cobijándose bajo techo, porque la lluvia les parece hermosa, estimulante y algo que vale la pena experimentar. Les gusta. El fango no los enfurece: lo observan, chapotean en él y lo aceptan como parte de lo que significa estar vivo. Les gustan los gatos? Sí. Los osos? Sí. Los gusanos? Sí. Y aunque las molestias como enfermedades, sequías, mosquitos, inundaciones y otras calamidades no les producen placer ni las aceptan con entusiasmo, es gente que no gasta sus momentos presentes quejándose por ellas o deseando que no fueran así. Si hay que destruir ciertas situaciones, ellos tratarán de destruirlas. Y disfrutarán haciéndolo. Por más que trates, te costará descubrir algo que no les guste hacer. Realmente aman la vida y realmente se sumergen en ella disfrutando de todo lo que les brinda.

La gente sana y realizada está libre del sentimiento de culpa y de toda la ansiedad que se produce cuando se usan los momentos presentes inmovilizándose por hechos que sucedieron en el pasado. Ciertamente pueden reconocer que han cometido errores y pueden prometerse que evitarán repetir ciertos comportamientos que resultaron contraproducentes de alguna manera, pero no malgastan su tiempo arrepintiéndose por algo que hicieron y que desearían no haber hecho, o molestos porque les disgusta algo que hicieron en algún momento de su vida pasada. La total carencia de culpa es una de las características de las personas sanas. Nada de lamentos por lo que pasó y nada de esfuerzos por lograr que otros escojan la culpa haciendo preguntas tan vanas como "¿Por qué no lo hiciste de otra manera?, o "¿No te avergüenzas de ti mismo?" Dan la impresión de que saben reconocer que la vida ya vivida es eso, y que por más mal que uno se sienta al respecto, nada podrá hacer para cambiar lo que pasó. Ellos mismos se sienten libres de culpa sin ningún esfuerzo: porque es natural, nunca ayudan a los demás a escoger la culpa. Se dan cuenta que sentirse mal en el momento presente sólo refuerza la pobre imagen de sí misma que puede tener una persona y que es mucho mejor aprender del pasado que protestar por el pasado. No los verás nunca manipulando a los demás diciéndoles lo malos que han sido, ni tampoco podrás manipularlos tú con las mismas tácticas. Ellos no se enfadaran contigo, simplemente no te harán caso, te ignorarán. En vez de molestarse contigo, preferirán irse o cambiar de tema. Las estrategias que funcionan tan bien con la mayor parte de la gente fallan completamente con estos seres tan sanos. En vez de hacerse desgraciados a sí mismos o a los demás con sentimientos de culpabilidad, tranquilamente, sin mayor ceremonia dejan de lado la culpa cuando la encuentran en su camino.

Igualmente la gente libre de zonas erróneas no se atormenta con preocupaciones. Algunas circunstancias que a otras personas podrían llegar a enloquecerlas apenas si afectan a estos individuos. No son ni planificadores del futuro ni ahorradores para el futuro. Rehúsan preocuparse por lo que pasará en el futuro y se mantienen libres de la ansiedad que acompaña a las preocupaciones. No saben preocuparse. No es parte de su manera de ser. No es que necesariamente estén todo el tiempo calmados pero no están dispuestos a pasar sus momentos presentes sufriendo por cosas que pueden suceder en el futuro y sobre las que no tienen ningún control. Están orientados principalmente hacia sus momentos presentes, y tienen una señal interna que parece recordarles que todas las preocupaciones deben suceder en el momento presente, y que ésa es una manera muy tonta de vivir su actualidad. Esta gente vive ahora en el presente y no en el pasado o en el futuro. No se sienten amenazados por lo desconocido y buscan nuevas experiencias que nos les son familiares. Les encanta la ambigüedad. Disfrutan del ahora en todas las ocasiones convencidos de que es todo lo que tienen. No hacen proyectos para un acontecimiento futuro dejando que pasen largos períodos de inactividad mientras esperan este acontecimiento. Los momentos que se viven entre los acontecimientos son tan vivibles como los acontecimientos mismos, y estas personas tienen una rara habilidad para sacar todo el goce posible de sus vidas diarias. No son "postergadores" ni de los que ahorran por si vienen tiempos malos ¡y aunque nuestra cultura no apruebe su comportamiento, no se sienten amenazados por reproches que provengan de sí mismos! Aprecian y disfrutan ahora de su felicidad y cuando el futuro llegue y se convierta en presente lo aprecian y disfrutan también. Estos individuos gozan siempre porque sencillamente se dan cuenta de lo absurdo que es esperar para disfrutar. Es una manera muy natural de vivir la vida, un poco como un animal o un niño. Están demasiado ocupados en realizar plenamente el momento presente mientras que la mayoría de la gente vive esperando las retribuciones sin ser capaces jamás de cogerlas cuando se les presentan. Esta gente tan sana es notablemente independiente. Es gente que se encuentra fuera del nido, y aunque puede sentir gran amor por su familia y estar muy ligados a ella, piensan que la independencia es más importante que la dependencia en todas las relaciones humanas. Saben apreciar muy bien su propia independencia, el no depender de lo que puedan hacer los demás. Sus relaciones humanas se basan en el respeto mutuo al derecho que tiene el individuo a tomar sus propias decisiones. El amor de esta gente no lleva implícita la imposición de los valores propios en el ser amado. Dan gran importancia a la intimidad del ser humano; lo que puede hacer que los demás se sientan rechazados. Les gusta estar solos a veces, y se preocupan mucho de proteger su intimidad. No se comprometen sentimentalmente con mucha gente. Son selectivos en lo que respecta al amor, pero son también profundamente afectuosos. A las personas dependientes y no sanas les cuesta amar a seres así porque éstos son muy intransigentes en lo que respecta a su libertad individual. Si alguien los necesita, rechazan esta necesidad por encontrar que es perjudicial para la otra persona tanto como para ellos mismos. Quieren que las personas que ellos aman sean independientes, que hagan sus propias elecciones y que vivan sus vidas por sí mismos. Y a pesar de que pueden disfrutar de los demás y desear estar en su compañía, quieren mas aún que los demás se las puedan arreglar sin muletas y sin apoyos. Así pues, el momento en que empieces a apoyarte en esta gente, te darás cuenta que ellos por su lado empiezan a desaparecer primero emocionalmente y luego físicamente también. Rehúsan depender de la gente y que dependan de ellos en una relación afectuosa e interesada, pero alientan su confianza en sí mismos casi desde el principio ofreciéndoles mucho amor en todas las oportunidades que se presentan.
Encontraras muy poca búsqueda de aprobación entre estos individuos felices y realizados. Son capaces de funcionar sin la aprobación y el aplauso de los demás. No buscan honores como hace la mayoría de la gente.
Son muy independientes de la opinión de los demás. No buscan honores como hace la mayoría de la gente. Son muy independientes de la opinión de los demás, sin importarles prácticamente nada si a la otra persona le gusta lo que ellos dicen o hacen. No tratan de escandalizar a nadie ni de ganar su aprobación. Es gente que está interiormente dirigida y a la que realmente no le preocupa ni interesa la evaluación de su comportamiento que hace la demás gente. No es que sean insensibles al aplausos o a la aprobación: parecen no necesitarlos. Pueden ser incluso bruscos porque son honrados y no envuelven sus mensajes con frases cuidadosamente pensadas para complacer a los demás. Si quieres saber lo que piensan, eso será exactamente lo que te dirán. Igualmente, cuando tú digas algo sobre ellos, no los destruirás ni inmovilizarás con tus palabras y opiniones. Usarán la información que les das, la filtrarán por medio de sus propios valores y usarán lo que les sirve en su propio beneficio y crecimiento. No necesitan ser amados por todo el mundo, ni tienen excesiva necesidad de aprobación. Reconocen que siempre habrá quien desapruebe lo que hacen. Son seres poco comunes en el sentido que son capaces de funcionar como ellos mismos, y no como dictamina un tercero. Cuando observas a estos individuos, notas una falta de enculturación. No son rebeldes, pero hacen sus propias elecciones aunque esas elecciones entren en conflicto con lo que hace toda la demás gente. Son capaces de pasar por alto las pequeñas normas sin importancia e ignorar tranquilamente los inútiles convencionalismos que son parte tan importante de la vida de mucha gente. NO son aficionados a asistir a "cocktail parties" ni hacen conversación porque la buena educación lo aconseja. Son dueños de sí mismos y aunque consideran que la vida social es parte importante de sus vidas, se niegan a dejar que ésta los gobierne o a convertirse en esclavos de la misma. No atacan con rebeldía pero internamente saben cuándo pasar por alto ciertas cosas y funcionan con la mente clara y en forma sensata.

Saben reír y hacer reír. Descubren el humor en casi todas las situaciones y se pueden reír de los acontecimientos más absurdos lo mismo que de los más serios y solemnes. Les encanta ayudar a los demás a reírse y les resulta fácil crear buen humor. No es gente seria ni grave que camina por la vida con pasos de plomo y rostro severo. Más bien, son hacedores, gente activa, a los que a menudo se les reprocha ser frívolos en el momento inoportuno. No están a tono con los acontecimientos exteriores porqué saben muy bien que no existe realmente el momento justo para hacer cualquier cosa. Les encantan las cosas desproporcionadas e incongruentes, pero su humor no tiene hostilidad. jamás usan el ridículo para hacer reír. No se ríen de la gente, se ríen con la gente. Se ríen de la vida y lo ven todo como un gran divertimento, aunque toman muy en serio su proyectos. Cuando se echan para atrás y contemplan la vida, saben muy bien que no se dirigen a ningún sitio especial y que son capaces de disfrutar y de crear una atmósfera en la cual los demás pueden optar por el gozo. Son gente divertida que vale la pena tener cerca.

Son gente que se acepta a sí misma sin quejas. Saben que son seres humanos y que serlo implica ciertos atributos humanos. Saben cuál es su aspecto físico y lo aceptan. SI son altos, perfecto, pero si son bajos también. La calvicie está muy bien, lo mismo que una frondosa cabellera.
Pueden soportar el sudor. No falsean su aspecto físico. Se han aceptado a sí mismos y por ello son la gente más natural. Nada de esconderse detrás de artificios ni de disculparse por lo que son. NO saben ofenderse por nada que sea humano. Se quieren a sí mismos y aceptan todo lo que está en la naturaleza tal como es en vez de desear que fuera diferente. Jamás se quejan de cosas que no pueden cambiar como olas de calor, tormentas eléctricas o el agua fría. Se aceptan a sí mismos y al mundo tal como es.
Sin pretensiones, sin lamentaciones, con una aceptación simple. Aunque los frecuentes durante muchos años, no los oirás rebajándose a sí mismos o deseando sutilmente algo imposible. Verás actuar a gente activa, a los hacedores. Verás como toman el mundo natural y disfruta de todo lo que este le ofrece.
Aprecian el mundo natural. Les encanta estar al aire libre disfrutando de la naturaleza, recorriendo gozosamente todo lo que aún está intacto, que es original y aún no ha sido estropeado. Le encantan las montañas, los atardeceres, los ríos, las flotes, los árboles, los animales y virtualmente toda la flora y la fauna. Como personas son naturalistas, nada pretenciosos ni ceremoniosos y les encanta la naturalidad del universo. No andan ocupados buscando bares, tabernas, clubs nocturnos, fiestas convencionales, habitaciones llenas de humo y cosas por el estilo, aunque ciertamente son muy capaces de disfrutar plenamente con este tipo de actividades. Están en paz con la naturaleza, el mundo de Dios, si quieres, aunque son muy capaces de funcionar en un mundo hecho por la mano del hombre. Son también capaces de apreciar lo que ya no tiene interés para otros. Jamás se cansan de un atardecer o de una excursión por el bosque. La visión de un pájaro volando es siempre un espectáculo admirable. Igual que no se cansan de mirar a un gusano ni tampoco a una gata que da a luz a sus gatitos. Una y otra vez, nunca se cansan de apreciar espontáneamente lo que la vida les va brindando. Algunas personas encuentran que esta es una actitud muy artificial pero ellos no se dan cuenta de lo que piensan los demás. Están demasiado ocupados en asombrarse por la amplitud de posibilidades que les brinda la vida para realizarse plenamente en el momento presente.
Tienen una percepción muy especial en lo que respecta a la conducta de los demás y lo que a otros les puede parecer complejo e indescifrable, para ellos es claro y comprensible. Los problemas que inmovilizar a tanta gente son a menudo sólo pequeñas molestias para ellos. Esta falta de compromiso emocional con los problemas les permite franquear barreras que para muchos son infranqueables. Tienen percepciones claras en lo que a ellos mismos respecta y reconocen inmediatamente lo que los demás están tratando de hacerles. Pueden alzarse de hombros y pasar por alto cosas por las que otros se enfadan y quedan inmovilizados. Y ciertas cosas que pueden confundir a mucha gente que las encuentra insolubles, a ellos no los amilanan y más bien las consideran como simples y de fácil resolución. No están monopolizados por los problemas de su mundo emocional. Para esta gente, un problema es realmente sólo un obstáculo que hay que vencer y no un reflejo de lo que ellos son o dejan de ser como personas. Su autovaloración está ubicada dentro de sí mismos, por lo que cualquier problema externo puede ser visto objetivamente, y no, en ningún caso, como una amenaza o un desafío a su propia valía. Éste es uno de los rasgos de su personalidad más difíciles de comprender, ya que la mayoría de la gente se siente amenazada por los acontecimientos externos, por las ideas o por la demás gente. Pero los seres independientes y sanos no saben cómo sentirse amenazados y esta característica hace que sean ellos los que parezcan amenazadores a los demás.
Nunca pelean inútilmente. No son partidarios del autobombo para atraer la atención sobre sí mismos. Si la lucha puede provocar un cambio, entonces lucharán pero jamás lucharán inútilmente. No son mártires. Son hacedores.
Son también gente que ayuda a los demás. Generalmente trabajan en cosas que le hacen la vida más agradable o más tolerable a los demás. Son guerreros en la vanguardia del cambio social, pero no llevan sus luchas consigo a la cama por las noches como caldo de cultivo de úlceras, enfermedades del corazón u otros desórdenes físicos. Son incapaces de estereotipar. A menudo ni se dan cuenta de las diferencias físicas de la gente incluyendo las raciales, étnicas, morfológicas o sexuales. No son gente superficial que juzga a los demás por su aspecto exterior. Y aunque puedan parecer egoístas y preocupados sólo de su propio placer, en realidad pasan gran parte de su tiempo dedicados a servir a los demás. ¿Por qué? Porque les gusta hacerlo.

No son gente enfermiza. No creen en la inmovilidad que producen los resfriados y los dolores de cabeza. Creen en su propia capacidad para deshacerse de esas enfermedades y no andan contándole a los demás lo mal que se sienten, lo cansados que están o qué enfermedades infectan su cuerpo en la actualidad.
Tratan bien a sus cuerpos. Se quieren a sí mismos y en consecuencia comen bien, hacen regularmente ejercicio (como sistema de vida) y rehúsan experimentar el tipo de malestares que inutilizan a mucha gente durante diversos períodos de tiempo. Les gusta vivir bien, y así lo hacen.
Otra característica de estos individuos en pleno funcionamiento es la honestidad. Sus respuestas no son evasivas ni pretenden mentir respecto a ninguna cosa. Consideran que la mentira es una distorsión de su propia realidad y rehúsan participar en cualquier tipo de comportamiento que sirva para engañarse a sí mismos. Y aunque son personas discretas evitarán tener que distorsionar la verdad para proteger a la gente. Saben que están a cargo de su propio mundo y e otros también lo están. Así se comportan de una forma que a menudo otros pueden considerar cruel, pero en realidad lo que ellos hacen es simplemente dejar que los otros tomen sus propias decisiones. Se enfrentan eficientemente con lo que es, en vez de lo que ellos quisieran que fuera.
Esta gente no culpa a los demás. La orientación de su personalidad es interna y rehúsan responsabilizar a los demás por lo que ellos son. Por lo mismo, no pierden mucho tiempo hablando de los demás, ni están obsesionados por lo que los otros hacen o dejan de hacer. No hablan de la gente ¡hablan con ella! No culpabilizan a los demás; ayudan a los demás y a sí mismos a poner la responsabilidad donde corresponde. No se meten en habladurías ni propagan informaciones tendenciosas y malvadas. Están tan ocupados en vivir su propia vida con eficiencia que no tienen tiempo de ocuparse de las pequeñeces que saturan la vida de mucha gente. Los hacedores hacen. Los críticos culpan y se quejan. Estos individuos no se preocupan mucho por el orden, la organización o los sistemas en sus vidas. Practican su autodisciplina pero no tienen necesidad de que las cosas y la gente encajen en sus propias percepciones de lo que deben de ser las cosas. No están llenos de "debes" respecto a la conducta de los demás. Creen que todos tienen derecho a sus elecciones y que esas pequeñeces que enloquecen a otra gente son simplemente el resultado de la decisión de otra persona. No creen que el mundo debe ser de alguna manera especial. No se preocupan mayormente por el orden y la limpieza. Existen de una manera funcional y si todo no es tal cual ellos quisieran, encuentran que eso también es correcto. Para esta gente, la organización es simplemente una manera útil de actuar y no un fin en sí misma. Y justamente por esta falta de neurosis organizativa es por lo que son creativos. Emprenden cualquier cosa a su manera única y particular, ya sea el hacer un plato de sopa, escribir un informe o cortar el césped. Aplican su imaginación a sus actos y el resultado es una manera creativa de hacer las cosas. No sienten la obligación de hacer las cosas de cierta manera. No consultan manuales ni hablan con expertos: simplemente atacan el problema de la manera que les parece más apropiada. Esto se llama creatividad; y sin excepciones, ellos la tienen.
Es gente con niveles de energía especialmente altos. Parecen necesitar menos sueño y sin embargo se sienten estimulados por la vida. Viven y son sanos. Pueden hacer acopio de tremendas rachas de energía para completar una tarea porque escogen comprometerse en ella considerándola como una actividad estimulante que los realiza en el momento presente. Esta energía no es sobrenatural: es simplemente el resultado de su amor a la vida y a todas las actividades que ella brinda. No saben aburrirse. Todos los acontecimientos de la vida ofrecen oportunidades de hacer, pensar, sentir y vivir, y ellos saben aplicar su energía en casi todas las circunstancias. Si se los encarcelara, emplearían sus mentes en divagaciones creativas para evitar la parálisis de la falta de interés. No hay aburrimiento en sus vidas porque ellos canalizan la misma energía que tienen otros de maneras productivas para ellos mismos.
Son agresivamente curiosos. Nunca saben lo suficiente. Buscan siempre más y quieren aprender cada uno y todos los momentos presentes de sus vidas. No les preocupa hacerlo bien o haberlo hecho mal. Si algo no resulta, o no logra grandes beneficios, entonces se descarta en vez de lamentarlo. Son buscadores de la verdad en el sentido de aprender cosas, siempre estimulados por la posibilidad de aprender más y sin llegar a creer jamás que ya son un producto terminado. Si están con un barbero se interesan por los problemas de ese oficio. No se sienten nunca superiores ni actúan como si lo fueran, alardeando de sus méritos para que otros los aplaudan. Aprenden de los niños, de los corredores de bolsa y de los animales. Quieren saber más sobre lo que significa ser un herrero o un cocinero, una fulana o el vicepresidente de una corporación. Son estudiantes que aprenden, no profesores que enseñan. Nunca tienen los conocimientos suficientes y no saben comportarse como snobs ni sentirse superiores puesto que nunca se sienten así. Cada persona, cada objeto, cada acontecimiento representa una oportunidad para saber más. Y son agresivos en sus actitudes respecto a sus intereses, sin esperar que la información les salga al paso sino que van tras ella. No tienen miedo de hablar con una camarera, o preguntarle al dentista qué se siente cuando uno tiene las manos en la boca de la gente todo el día, o preguntarle a un poeta el significado de tal o cual frase.
No tienen miedo al fracaso. No equiparan el éxito en una empresa con el éxito como ser humano. Puesto que su autovaloración les viene del interior, pueden observar los acontecimientos externos objetivamente y pensar sencillamente que son eficientes y positivos o ineficientes y negativos. Saben que el fracaso es sólo un índice de la opinión de otra gente y no hay que tenerle miedo puesto que no puede afectar su autovaloración. Así, se atreven a probar cualquier cosa, a participar en las cosas simplemente porque es divertido y no tienen miedo a tener que explicarse a sí mismos. Igualmente nunca escogen la ira que inmoviliza. Usando la misma lógica (sin tener que repensarla cada vez puesto que se ha convertido en un modo de vida), no se dicen a sí mismos que la otra gente se debería comportar de una manera distinta a la habitual o que los hechos deberían ser diferentes. Aceptan a los demás como son y trabajan para cambiar los hechos que les desagradan. Así, la ira es imposible porque no existen las falsas o exageradas pretensiones. Esta gente es capaz de eliminar las emociones que de alguna manera son autodestructivas y de alentar las que les sirven para crecer.

Estos felices mortales no son nada defensivos. No hacen jugarretas ni tratan de impresionar a los demás. No se visten para agradar a los demás y lograr su aprobación, ni tampoco cumplen con el ritual de explicarse a sí mismos. Actúan con gran sencillez y naturalidad y no se dejan seducir para hacer alharacas sobre cosas pequeñas o grandes. No son tercos discutidores: ellos expresan simplemente sus puntos de vista, escuchan los de los demás y reconocen la utilidad de tratar de convencer a alguien para que sea como ellos. Y dicen simplemente: "Eso está muy bien: somos diferentes, eso es todo. No tenemos que estar de acuerdo". Y dejan las cosas así sin necesidad de ganar una discusión o de persuadir a su contrincante de lo equivocado de su posición. No tienen miedo a causar una mala impresión pero tampoco hacen lo posible por causarla. Sus valores no son valores locales. No se identifican con la familia, el vecindario, la comunidad, la ciudad, el estado p el país. Se consideran a sí mismos como parte de la raza humana y para ellos un austríaco cesante no es mejor ni peor que un californiano cesante. No son patrióticos respecto a una frontera especial. Más bien se ven a sí mismos como parte de la humanidad. No sienten alegría porque hay más muertos en el campo enemigo ya que el enemigo es tan ser humano como el aliado. No siguen las normas hechas por los hombres que describen la manera de tomar partido. Ellos transcienden las fronteras tradicionales, lo que a menudo es motivo para que otros los clasifiquen como rebeldes o traidores. No tienen héroes ni ídolos. Miran a toda la gente como seres humanos y no colocan a nadie sobre sí mismos en importancia. No exigen justicia en cada ocasión. Cuando otra persona tiene más privilegios que ellos, lo ven como un beneficio para esa persona más que como un motivo para sentirse infelices.
Cuando juegan con un contrincante, quieren que le vaya bien en vez de desear que juegue mal para ganar. Quieren ser victoriosos y eficientes por sus méritos en vez de ganar por las fallas de los demás. No insisten para que todos sean igualmente dotados, sino que miran hacia dentro de sí mismos para buscar su felicidad. No son críticos y tampoco sienten placer por las desgracias ajenas. Están demasiado ocupados siendo ellos mismos para fijarse en lo que hacen sus vecinos. Más significativamente aún, estos individuos se aman a sí mismos. Están motivados por un deseo de crecer y siempre que les dan la opción para hacerlo, se tratan muy bien a sí mismos. No tienen espacio para sentir autocompasión, ni autorrechazo, ni para odiarse a sí mismos. Si les preguntas: "¿Te quieres a ti mismo?", recibirás una respuesta muy sonora y afirmativa: "¿Por supuesto que sí!". Son en realidad aves raras. Cada día es un deleite. Lo viven enteramente disfrutando de todos sus momentos presentes. No es que no tengan problemas, pero no están inmovilizados emocionalmente a causa de sus problemas. La medida de su salud mental no reside en que resbalen, sino en lo que hacen cuando resbalan. ¿Acaso se quedan allí lamentándose de su caída? No, se levantan, se sacuden el polvo y siguen atareados con los quehaceres de la vida. La gente que vive libre de zonas erróneas no corre tras la felicidad, simplemente viven y la felicidad, cuando llega, es su retribución.
Esta cita de un artículo del Reader's Digest sobre la felicidad resume la actitud conducente a una existencia vivida positiva y eficientemente que es de lo que hemos estado hablando:

Nada hace que la felicidad sea más inalcanzable que tratar de encontrarla. El historiador Will Durant describe cómo buscó la felicidad en el conocimiento y sólo encontró desilusiones. Luego buscó la felicidad en los viajes y sólo encontró el cansancio; luego en el dinero y encontró discordia y preocupación. Buscó la felicidad en sus escritos y sólo encontró fatiga. Una vez vio una mujer que esperaba en un coche muy pequeño con un niño en sus brazos. Un hombre bajó de un tren y se acercó y besó suavemente a la mujer y luego al bebé, muy suavemente para no despertarlo. La familia se alejó luego en el coche y dejó a Durant con el impacto que le hizo realizar la verdadera naturaleza de la felicidad. Se tranquilizó y constató que "todas las funciones normales de la vida encierran algún deleite".

Si usas tus momentos presentes para aumentar al máximo la plenitud de tu realización, serás una de esas personas y no un simple observador. Es una idea maravillosa: estar libre de zonas erróneas. Puedes hacer esa elección ahora mismo, si escoges hacerla.

El poder, el secreto

¿No usas ahora el presente, Mario? ¿Cómo es que dejas que el pasado te impida ser feliz? ¿Cómo es que has dejado que los pájaros agoreros invadan tu alma? No te reconozco Mario. Respira conmigo. El futuro no existe, el pasado no importa ya. Céntrate en el ahora Mario. Siente su poder. Resucita.

Obsidiana

¿Cómo se llamaba? Sostenía la hermosa piedra negra irisada tallada como un corazón en su mano. Llamó a su madre para pedir sopitas. Obsidiana, le dijo ésta. Recordó las vistas desde las pirámides del sol y de la luna y la majestuosa avenida que las separaba. Quizá en un pasado lejano sostuvo un cuchillo de obsidiana con el que le arrancó el corazón.

lunes, 12 de noviembre de 2007

El olvido

He aquí el cuento que ha presentado Mentxu al concurso de la SER. Me he permitido ponerle título, porque Mentxu no me lo ha mandado, pero ya sabe ella que si no está de acuerdo o tenía pensado otro, puede decírmelo y lo cambio.
- ¿Cómo se llamaba? Iba de blanco, era muy guapa. ¿No te acuerdas? Sí mujer, era la hija del médico.
- Me llamo Lucía- contestó ella obligándose a olvidar la tristeza. Luego, dulcemente, besó a su marido en la mejilla y le acercó la pastilla a los labios.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Sólo un perro

¿Cómo se llamaba? No tenía nombre. Lo llamábamos Perro, Chucho, Chito... Era sólo eso, un perro. Un perro al que nunca dimos una palmada cariñosa o dirigimos una mirada aprobadora. Un perro al que nunca llevamos al veterinario y que se alimentaba de sobras. Un perro al que se comían vivo garrapatas y pulgas. ¿Y por qué te acuerdas entonces tanto de él? Por eso mismo, Ismael. Porque era sólo un puto perro. A la hora de las visitas, el asilo de ancianos permanecía desierto.

Virgen mártir

- ¿Cómo se llamaba? No lo sé – mentí- no se lo pregunté.
-¿Cómo que no lo sabes? ¿Te acuestas por vez primera en tu vida con un hombre y ni siquiera le preguntas su nombre? Él ha sido el primero y le recordarás de por vida. ¿No lo entiendes?
Sí, sí que lo entendía, pero preferí hacer frente a la mirada de compasión de María que al odio que la teñiría si llegase a conocer quién era ese hombre que ya me había marcado de por vida.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Cómo se llamaba

¿Cómo se llamaba? El médico pareció sorprenderse de la pregunta que formuló la joven enfermera. Qué más da. Todo lo más que había indagado sobre la joven paciente tenía relación con su enfermedad. Sólo sabía lo que veía. Su reloj biológico se había parado y ahora yacía en la cama de la habitación 202. Percibió, eso sí, que fue una mujer valiente, muerta de miedo, como todos quienes conocen que su fin les ronda muy de cerca. ¿Has visto la última película de Jim Carrey? Desternillante

Pienso porque existo y ojala pensara menos y fuera más

"¿Qué es el análisis? Un descenso a la materia. ¿Y la síntesis? Una subida hacia el espíritu. Cuanto más se sube, más se pierdela visión del detalle de las cosas, pero aparece el conjunto... Cuando más se sube, más se está obligado a hacer una síntesis, y gracias a esta síntesis se comprende la unidad, porque se descubre bajo un principio único la unión que existe entre una multitud de hechos y objetos. Es así como se camina hacia el saber verdadero, hacia el verdadero poder, pero también hacia la salud y la alegría. Saber, significa mirar desde el punto de vista más elevado para tener una visión de la totalidad. Y de la misma manera, el poder, la salud y la alegría solo se obtienen a través de la unificación de todas las energías y de su convergencia hacia un punto único, allí dónde ya no existe la división ni la separación."

Omraam Mikhaël Aïvanhov

Un cuento de Navidad

Mentxu Sendino nos vuelve a hacer el honor de publicar uno de sus cuentos en nuestro blog:

Miró la última moneda en su mano delgada y trémula. Su piel estaba tan pegada a sus huesos que parecía que nunca hubiera existido carne en aquella terminación de su cuerpo.

Colocó suavemente el euro en la ranura y antes de pulsar el botón para iniciar el juego, cerró los ojos y tocó la medalla del Sagrado Corazón que colgaba en su cuello.

Un trébol, dos tréboles, tres tréboles… el tintineo de las monedas al caer en la bandeja le recordó el chocar de las copas en un brindis con champán.

Feliz Navidad, se dijo para sí y siguió jugando.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Dudo, luego existo

Estoy un poco perdida con el cuento de esta semana para el concurso de la Cadena Ser, Relatos en cadena. Yo entendí que este martes -o sea, ayer- se daría a conocer el relato ganador de la semana anterior, que había de comenzar con la frase '¿Cómo se llamaba?', pero en el espacio donde aparecen los ganadores, el último cuento publicado comienza con 'Hasta siempre, Vladimir', que fue la frase última del relato ganador de Ana Baker, y por tanto el correspondiente a hace dos semanas... ¿Quiero eso decir, amigo Pablo, que nuestros dos últimos cuentos aún aspiran al honor de ser los elegidos? Dudo, luego existo. Sullivan, Baker, escribid algo, que Pablini y yo nos hemos quedado secos...

viernes, 2 de noviembre de 2007

El tío

¿Cómo se llamaba? Celerino. ¿Y dice que desde que murió su tío Celerino no ha vuelto a escribir? Ni una línea, compadre. El psicólogo vio que su momento había llegado. Disertó didácticamente sobre los afectos que una pérdida afectiva puede acarrear en los procesos creativos. Relacionó la ausencia de un ser querido con la ausencia de ideas y aventuró que cuando superase emocionalmente el fallecimiento, volvería a escribir como antes. El escritor hizo un ademán para que el psicólogo detuviese su plática. Es que el tío Celerino era el que me contaba las historias.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Pecadora

¿Cómo se llamaba? Probablemente Stig o Jonas, o algún nombre nórdico, con sabor a sal, pescado y oscuridad. No en vano trabajaba en un barco bacaladero procedente de Noruega. O al menos eso fue lo que entonces me dijo en un español al que robaba las erres. Aspiré otra calada, que me dolió hondo en el pecho. No sé si fue el tabaco o el haber dejado escapar a todos los Stig o Jonas de los que fui novia en este puerto. Me arrebujé en la mantilla y caminé hasta la iglesia del pueblo. Muchos eran los pecados que tenía que expiar.

viernes, 26 de octubre de 2007

el último de Vladimir

Hasta siempre, Vladimir. A juzgar por su porte, nadie diría que duerme el sueño eterno. Su rictus todavía refleja ese aire chulesco y desafiante que a ella la enamoró. Ania siente que su alma llora amargamente. Sus ojos nos derraman ni una lágrima. No las merece. El golpe ha sido duro, pero bastante menos que el de la imagen que le devuelve el espejo de su habitación. Las cicatrices de su cuerpo son casi tan hondas como las de su pobre autoestima. Descanse en paz. O no. Hasta nunca.

jueves, 25 de octubre de 2007

Dancing


A ver si me llegan estampas más nítidas que ésta. El fotógrafo de la fiesta se me acerco y me dijo: os puedo sacar una foto a ti y a tu amiga? Sois unas marchosas. Y nos hizo un par de fotos en las que la niña Ali y yo salimos muy guapas. En ésta los iluminados del botellín de cerveza somos Ali a la izquierda, Juanito en el centro y yo a la derecha del padre. Nos falta Jadd que es un hombre más prudente y se retiró antes. Le dio miedo vernos tan desatados.Menudo fiestón. Llegamos a media noche, cuando salía La Cenicienta, y nos fuimos a las cuatro y media porque al día siguiente tocaba madrugar!!! No, me arrepiento, volvería a hacerlo…No paré de bailar ni un segundo, a pesar de la tendinitis. Tenéis que venir un jueves a Madrid porque la experiencia es increíble. No sé cómo andará el plantel de DJs pero para la inauguración trajeron al Señor Lobo y yo viví un auténtico éxtasis místico.

Entonces, eras tú

Hasta siempre, Vladimir. Qué digo hasta siempre; hasta nunca. Ya no te aguanto más, no aguanto al desconocido en el que te has convertido. ¿Qué ha pasado con el chico que conocí en Anadyr? Eras tan dulce y tenías tantas ilusiones… Nos vinimos aquí para tener una vida mejor y mira en lo que te has convertido. No me gustan tus amigos y no sé en qué andas metido. No apruebo las ropas caras que llevas ni los ostentosos lujos en los que derrochas cantidades ingentes de dinero. No quiero joyas, no quiero pieles, no quiero ropa cara. Te quiero a ti. Quiero al que eras entonces.

El eco

Hasta siempre, Vladimir. Te quiero. Anna gritó su despedida a las montañas, las únicas que entenderían su tristeza por la partida de Vladimir, quien caminaba presuroso para no perder el tren que le llevaría hasta su futuro en una fábrica de Moscú. Se detuvo una vez más a contemplar las majestuosas cumbres nevadas. Cuánto iba a echarlas de menos. Lo mismo que a Anna. Hasta siempre Vladimir. Te quiero. La voz de Anna llegó desde las montañas, prendida del eco. Yo también te quiero, contestó con pesar. Volveré a por ti, gritó Vladimir al eco, aunque sabía que nadie le oía.

miércoles, 24 de octubre de 2007

El asesino

Hasta siempre, Vladimir, mascullé y le descerrajé dos certeros tiros. Aunque me temblaban las manos, apretar el gatillo había resultado más sencillo de lo esperado. Su nombre era lo único que sabía sobre mi primera víctima. Vladimir, ¿qué habías hecho para acabar así? Observé el cadaver y me repugnó lo que vi: un hombre sin cara sobre un charco de sangre. De repente, me sobrevino una arcada y vomité la cena. Había matado a un hombre y me dolía horriblemente el estómago. Y así sería siempre, una y otra vez. Pero eso yo aún no lo sabía.

El milagro

Hasta siempre, Vladimir. Nunca pensó que escucharía esto, que una despedida significara tanto. El milagro se había producido. La caprichosa suerte siempre le había dado la espalda. Pero no esta vez. Él también tenía derecho al calor de un hogar y al amor de unos padres. El destino no podía ser tan cruel. Era fuerte, pero no lo suficiente como para bregar solo. Y menos con la soledad. Ahora se sentía feliz. Estaba impaciente por estrenar su nueva vida. Una lágrima amenazó con brotar de sus ojos.

Camaradas

Hasta siempre, Vladimir. Al despedirse de su camarada, el antiguo policía soviético tuvo la sensación de que jamás volvería a verle. Habían trasegado litros de vodka barato y despotricado contra los nuevos tiempos. Ahora la inseguridad lo dominaba todo, ni siquiera se podía beber con tranquilidad. El vodka adulterado había intoxicado gravemente a miles de personas. La nueva Rusia era un asco, no quería verla.
Se metió en la cama. La calefacción no funcionaba. Sentía mucho frío y el alcohol sumergía su mente en una confusa espiral de imágenes delirantes. Al despertarse, abrió los ojos. Se había quedado ciego.

El hijo

Hasta siempre, Vladimir, dijo Natasha mientras se acariciaba con pesar la tripa. La noche en que llegaron a España, llenos de ilusión y esperanza, se habían amado con urgencia. Dos meses después las consecuencias se habían revelado en forma de tubito color rosa. Un hijo lo echaba todo a perder. El plan estaba claro: trabajar duro durante unos años, hacer dinero y volver a su país. Entonces vendrían los niños. Natasha volvió a tocarse la tripa. Cogió la maleta y se dirigió a la estación de tren. Sabía que Vladimir no se lo perdonaría nunca. Su hijo nacería en casa.

martes, 23 de octubre de 2007

Siempre

Hasta siempre, Vladimir. La frase retumba en su cabeza. Recuerda la despedida, hace ya más de veinticinco años… Le abraza fuerte y empieza a temblar.Hacía una hora que merodeaba por la obra supervisándolo todo cuando sintió la mirada de alguien clavada en ella. Estaba ya harta de que los trabajadores babeasen a su paso, le molestaba profundamente que ciertas cosas hubiesen cambiado tan poco. Retadora se paró enfrente del hombre y entonces reconoció aquellos ojos azules.

El conductor ruso

Hasta siempre, Vladimir. Cuando llegó a aquel territorio hostil dominado por hombres barbudos nadie quiso ayudarla. Iba a irse a casa, a punto estuvo de llamar a la redacción para pedir que mandaran a Gonzalo. No hubo necesidad. El ex soldado se presentó en el Mustafa y le ofreció sus servicios.
Ahora la tormenta había estallado en Irak y Marta, poseída por el ritmo feroz de los tambores, se dirigía allí y dejaba el país embozado. Besó a su chofer y deseó con todas sus fuerzas volverse a cruzar con el ruso en esta vida; en todas las vidas.

De un hombre que fue feliz

Era un hombre feliz con dos hijos a los que amaba e imaginaba lo tenía todo. De la noche a la mañana encontró el amor de una mujer y supo lo que le faltaba. Pero fue entonces que de la noche a la mañana le arrebataron la felicidad de sus hijos. Ese nuevo día comprendió la crueldad del género humano y, aunque mantenía el amor por partida doble, se le escurrió entre el corazón, las manos y los juzgados la confianza en sus semejantes. De la noche a la mañana era un hombre feliz que dejó de serlo.

NOTA: este cuento me lo ha mandado Jorge. Desde aquí, le mando mucho ánimo

¡GRACIAS!

Al final, el relato ha resultado ganador. Y ha sido gracias a los integrantes de favedefuca, porque me han animado a desperezarme y escribir cuentos cortos. Una parte de mi triunfo es vuestro. Gracias, de verdad

Extranjería

Hasta siempre, Vladimir. Le abrazó e inspiró su perfume dulce. Podía sentir el calor del cuerpo de su esposo y deseó que aquel contacto no terminara nunca. Jamás antes habían estado tan cerca. Se maldijo por no haberle dicho nada y maldijo al mundo. Te quiero, pensó. Te quiero y tú no lo sabes.
Y sin que ella pueda hacer ya nada se rompe el instante perfecto. "Lo siento señora, tenemos que irnos, el avión sale dentro de dos horas", exclama el policía.

lunes, 22 de octubre de 2007

FINALISTA

favefuqueros: Mi cuento titulado El Orfanato es finalista del concurso de relatos cortos de la SER (Hoy por hoy) de esta semana. Mañana me batiré a mis otros dos contrincantes en las ondas. Sé que me pondré nerviosa, pero que sea lo que sea.
Gracias a Sullyvan, Mari y Pablini por animarme

jueves, 18 de octubre de 2007

El libro

- Ése viene a por ti, dijo Tom al viejo pescador. María dobló la esquina de la página con cuidado y cerró el libro. El reloj marcaba las doce y cuarto. Sus padres se iban a enfadar con ella al día siguiente, cuando viesen de nuevo sus enormes ojeras y lo mucho que le costaba levantarse para ir a la escuela. Se acurrucó bajo el edredón y se durmió pensando en Tom, Laura y sobre todo en Mathias, el pescador.

miércoles, 17 de octubre de 2007

El orfanato

Ése viene a por ti, susurró Vladimir al oído de Eva, una hermonsa niña rubia, cuatro años menor que él. Desde que sus padres le abandonaron en el orfanato, había desarrollado un olfato especial para detectar el interés de quienes visitaban el centro. Siempre en la misma posición, pegado en la pared, como si un pelotón de fusilamiento fuera a descargar sus balas en su endeble cuerpo, había experimentado la indiferencia de decenas de parejas que habían desfilado ante él. Nadie parecía verle, pero ya se había resignado. Eva le apretó el brazo. Hasta siempre, Vladimir.

LA PRESA

- Ése viene a por ti. Lo sé por su forma de mirarte. Te está escudriñando como un ave rapaz antes de abordar a su presa. Puedo adivinar que está deseando posar sus huesudas manos en tu cadera. Intentará arrastrate sútilmente a su terreno. Cuando lo consiga, porque estoy segura de que así será, ya no tendrás oportunidad de zafarte de él. ¿Qué te dije? Se dirige hacia aquí. ¡Haz algo!

- ¿Bailas?

La carrera

- Ése viene a por ti. Acelera. Curva a la derecha, 60 grados y abierta. Quiere adelantarte en el siguiente tramo, largo y sin complicaciones. Ábrete y pisa el acelerador, se está acercando... Julián siente el sudor correr por su espalda. Sabe que la siguiente curva -muy cerrada- es la única oportunidad de quitarse de encima a su contrincante. Ya no escucha a su compañero, sordo por el miedo de no ganar. En la curva sale despedido contra un árbol. En un gesto instintivo se cubre la cara con las manos. El mando de la videoconsola se estrella contra el suelo.

martes, 16 de octubre de 2007

Run, Lana, run

Ése viene a por ti, sálvate mientras puedas Lana, alguien ha debido irse de la lengua. La chica corre Montera abajo encaramada en sus zapatos de charol rojos. El sueño español hace ya mucho que se ha convertido en una pesadilla. Aterrizó en Madrid con la promesa de ejercer la enseñanza. No sabía lo que le esperaba. Quiere volver a Rusia. Lleva ya varios meses siendo confidente. Conoció al sargento Ramos tomando café en el bar de la esquina de su casa. Tiene que encontrarle antes de que sea demasiado tarde, antes de que Miroslav la despelleje viva.

La duda

Después de tres semanas de aislamiento, los carceleros dieron a escoger a Eusebio entre disponer de permiso para fumar o pasar a una celda compartida. Sopesó la propuesta. Se moría de ganas por llenar los pulmones con el cálido humo del tabaco. También le venían a la memoria viejas historias sobre la camaradería entre reclusos y otras de abusos, violencia y traiciones.

Cuando el carcelero le preguntó qué había decidido, contestó que quería pasar a una celda compartida con permiso para fumar en su celda de aislamiento. Y yo quiero una negra que me abanique, respondió el guardia mientras cerraba la pesada puerta.

Eusebio comprendió que le esperaban, al menos, otras tres semanas sin compañía y sin tabaco. La duda, eterna compañera. Y ni una moneda en el bolsillo para echar al aire.

La huida

Ese viene a por ti. No lo creo, contestó el diablo. Miró ferozmente al ángel y éste batió sus alas para salir huyendo, aterrorizado.

La mirada del galgo

Ése viene a por ti. Sal de ahí, acércate a la portilla y cuando pase; mírale a los ojos. En tu mirada leerá que estabais destinados a encontraros.
Bruno arrastra su cuerpo todavía desnutrido y magullado para colocarse en primera línea. El muchacho avanza lentamente mientras mira a aquella manada de desamparados y de pronto se detiene y clava la vista en Bruno. “Quiero éste”. El encargado de la perrera entra en la jaula y ata a Bruno. El maltrecho galgo sale y se dirige a su nuevo dueño. Sabe que está salvado.

El cóndor pasa

En 100 palabras queda así:

“Ése viene a por ti. Corre Ankuwillka. ¡Corre!” - aulló Kurumi. El niño se lanzó monte abajo mientras el cóndor descendía en picado.
Hace muchos años, el pueblo de Ankuwillka vivía feliz. Las cosas cambiaron cuando Lawrawa, dios alado, decidió que los moradores del valle serían pasto ocasional de los señores de las cumbres.
Kurumi dispara una flecha arco iris en un intento desesperado por salvar a su amigo. El cóndor taladra a Ankuwillka con sus poderosas garras. El niño siente la bala y se desploma. Kurumi galopa por la ladera. Tiene que huir. La próxima vez vendrán a por ella.

Ése viene a por ti

“Ése viene a por ti. Corre Ankuwillka, ¡corre!” - aulló Kurumi. El niño se lanzó monte abajo mientras el cóndor descendía en un vertiginoso picado. La noche anterior Ankuwillka se había quejado de la extorsión a la que los cóndores tenían sometidos a los habitantes del valle.

Hace muchos años, cuando todavía vivían los ancestros, los pobladores de los Andes vivían en paz y armonía. La tierra era de todos y no había límites fijos. Las cosas cambiaron cuando Lawrawa, dios alado, padre de los señores de las cumbres, decidió que los moradores del valle sagrado no podrían salir de allí. Vivirían separados de otros asentamientos y se dedicarían a criar ovejas para alimentar a los temibles alados.

El indomable ya casi ha llegado al bosque, allí encontrará resguardo momentáneo. Kurumi dispara una flecha arco iris al pájaro en un intento desesperado por salvar a su amigo pero el plumaje negro absorbe los colores sin dejar herida. El cóndor hace una cabriola y taladra a Ankuwillka con sus garras. El niño siente la bala y cae desplomado al suelo. Kurumi sale disparada monte arriba. Tiene que huir. El próximo vendrá a por ella.

Conversión

Míriam mira con curiosidad a través del cristal del autobús que la lleva del aeropuerto al hotel. Las calles están repletas de coches, de hombres, de tenderetes, de animales... Sus ojos se posan muy de vez en cuando en alguna mujer. Casi todas van vestidas como preconiza el Hiyab, ocultándose a la vista. No quiere mirar a estas mujeres cubiertas con prejuicios, pero despiertan su curiosidad. ¿Visten así porque quieren? ¿Están cómodas con esas largas túnicas y velos o preferirían llevar pantalones, una fresca camiseta de algodón y el pelo recogido simplemente en una coleta, como ella misma viste ahora mismo? Ya en el hotel se encuentra con su contacto, Ali. Asalamu alaykum, dice Ali, con una gran sonrisa a la vez que le tiende la mano. Wa alaykum salam, responde Miriam y estrecha la mano con confianza, contenta de que Ali se haya decidido por mirarla a los ojos y el apretón de manos, que preconizan una relación cordial y sin tensiones debidas al hecho de ser mujer y para colmo occidental. Cinco meses después, Míriam se muda a Inglaterra para vivir con Ali. El amor los ha convertido en uno, más allá de sus diferencias.

lunes, 15 de octubre de 2007

15 de Octubre. De blogs y medioambiente

La humanidad arrancó la cabeza del espíritu del bosque y la destrucción lo asoló todo. Murieron los árboles, se secaron los ríos y la tierra se convirtío en un lugar árido y sombrío. Se apagó el sol y murieron los animales que poblaban el planeta azul. No quedó nada vivo. Hera no pudo seguir batallando. Se rindió al ataque del hombre y sucumbió llevándose a todos con ella.

domingo, 14 de octubre de 2007

Manifiesto

Gran texto de Jorge Bucay de sus Cartas para Claudia recomendado por otro Jorge, también argentino. Gracias por la lectura, flaco. Me está encantando.

Quiero que me oigas sin juzgarme.
Quiero que opines sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí sin exigirme.
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides sin anularme.
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me abraces sin asfixiarme.
Quiero que me animes sin empujarme.
Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas sin mentiras.
Quiero que te acerques sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten.
Quiero que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas que hoy cuentas conmigo...
sin condiciones.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Los puntos blancos

Contemplaba el mapa iluminado por los puntos blancos y sonreía al reconocer los lugares donde moraban los seres queridos. Bilbao, Londres, París, Estocolmo, Santiago de Chile, Madrid, Asturias, Cantabria, Berlín; Madrid, punto inmenso... Atestiguaban presencias decisivas todas ellas.
Le encantaba ver puntos en lugares desconocidos y le maravillaba que gente de todo el planeta pudiera leer los relatos íntimos del clan del tío Celerino. Especial ilusión le hacía reconocer los lugares de aquellos lectores que se habían manifestado, como aquel portugués tan entrañable y comprometido que se atrevió a dejar un comentario. Le encantaba imaginar los rostros y las vidas de aquellos extraños que habían entrado por casualidad y miles de preguntas le venían a la mente.

Como siempre, hoy miró el mapa y entonces descubrió un punto como una sombra sobre un lugar que bien podría ser Malmö...

Historias

El tío Celerino está realmente enfermo. Entonces, ¿quién nos va a contar las historias? Que esté enfermo no significa que se vaya a morir. Ya, pero ahora no puede contarnos historias y si se muere, mucho menos. Quizá se recupere. No lo creo, con la edad que tiene. La culpa es nuestra por no haber inventado historias, por esperar siempre que nos las contase el tío Celerino. Pero es que las del tío eran siempre tan buenas, creo que a nosotros no se nos ocurriría nunca nada igual.

Y Celerino murió. El párroco loó su figura y proclamó que Celerino no había desaparecido, que se encontraba dentro de todas las personas que lo quisieron. Los dos sobrinos se miraron y, ante el asombro de todos, salieron corriendo de la iglesia. Llegaron a casa y comenzaron a escribir historias.

martes, 9 de octubre de 2007

Amor urgente

Rápido, amémonos lentamente.

lunes, 8 de octubre de 2007

Alter ego

Morris Rosenberg en Concebir el yo nos dice: Para poder estudiarnos a nosotros mismos tenemos primero que salir de nosotros mismos. Yo digo que a veces basta escuchar cómo está el alter ego de una y es que el alter ego se siente igual, tan igual que a veces sigue dando vértigo la constatación de la existencia de un espíritu tan afín.
¿Qué fuiste Patricia en otras vidas? ¿Cómo es que siento tantísimo lo que tú sientes? Es más, ¿cómo es posible que tantas veces me sienta en el mismo estado que tú? ¿Qué es lo que nos une así? Los lazos sanguíneos y la niñez compartida podrían explicar muchas cosas a un nivel superficial y hay sin embargo, Patricia, una corriente subterránea que nos une y que hace que yo me sienta como tú te sientes. La corriente hace también que tú aparezcas cuando pienso en ti. Tú estás siempre en mí. No importa la distancia que nos separe. Tampoco importa el tiempo de incomunicación. Pareciera que no necesito comunicarme contigo a menudo porque, no sé cómo explicarlo, eres parte consustancial de mí. Tú eres yo, siendo tan tú y tan distinta a mí.

viernes, 5 de octubre de 2007

Necrológica

A Agustín se le atragantó el café que tomaba en el bar mientras ojeaba el ABC. Julián Llamas Fernández. Q.E.P.D. Falleció ayer en Madrid, a los 69 años de edad, habiendo recibido los SS. SS. y la B. A. de su S. S. Su esposa, María... No pudo seguir leyendo. Pagó a toda prisa el cortado y echó a correr hacia su casa. Pero ¿cómo no me ha llamado mi madre? Mi padre ha muerto y yo no me he despedido de él... Dios mío. ¿Por qué no contesté el fin de semana pasado a su invitación a comer? Sólo por ir al bar a ver el puto partido... Mamá, mamá, ¿por qué no me has llamado? Joder, ya sé que no me intereso mucho por vosotros, y que a veces no os cojo el teléfono... Sí, y que hace casi cuatro meses que no voy a visitaros pese a que vivimos en la misma ciudad... Y... Agustín llora mientras corre, no sólo por la tristeza que le embarga, sino también por los remordimientos. Corre como un loco. Sin mirar a los semáforos, sin pararse a tomar aliento a pesar del dolor agudo en el costado. Una vez en su piso, marca el número de teléfono de la casa de sus padres, tras corroborar en la agenda que no lo ha olvidado pese a los muchos meses de no marcarlo. - ¿Dígame? - Mamá, soy yo, Agustín. Pero ¿cómo no me has dicho nada, mamá, hostias, que me tengo que enterar por el periódico? - Agustín, hijo, ¿de qué hablas? ¿qué te pasa? ¿por qué lloras? - Mamá, papá se ha muerto, muertooooo, y no me dices nada. - Agustín, tu padre está aquí a mi lado, ¿qué locuras estás diciendo? ¿te encuentras bien? Agustín se queda callado. Aliviado y avergonzado, se sienta en el suelo y sigue llorando. Otro Julián Llamas Fernández, con una mujer que se llama María, ha muerto en Madrid. Ojalá que su hijo no se haya enterado por el periódico.

jueves, 4 de octubre de 2007

Qué ridículo...

Y después de un día muy triste en el que he llovido tormentas, acabo de ver que tengo un correo basura en mi bandeja de entrada del trabajo y descubro lo siguiente. Copio textual:

http://www.skishames.com/
Evening sandra.lastra
I have been using manster for 2 months and I have gained a 1/2 inch in girth and 1/4 inch in length
Lonnie rabimba

Me ha entrado la risa histérica, imagino por la tensión nerviosa que llevo acumulada del día y me ha parecido divertido y ridículo el email porque parece que mi amigo "Lonnie alone" me esté pidiendo audiencia en la alcoba ahora que todo es XL... Ante tan ridícula afirmación solo puedo exclamar: Congrats! Good for you! Hay que joderse... ¿Quién coño ideará estas majaderías? ¿Os imagináis montar una agencia de creación de junk mails? Tiene que ser casi tan divertido como ser reportera del Hola. "La princesa del guisante lucía radiante en el baile de primavera acompañada por su Alteza Real el principe hortelano".

Goce

Este es uno de los escritos de mi tía Charo, de su cuaderno de bitácora, uno de los muchos que recogieron sus amigos y con los cuales han hecho un hermoso cuaderno carmesí que guardamos todos como oro en paño.

Acude el dedo
Allí donde la llaga
Sangra y duele más
Una vez y otra
Una y otra vez
Y así desde el principio
Se repite
El mismo goce
A la espera de que en cada caer
Se torne nuevo
Como alguna vez fue

El cumpleaños de Charo

Hablaba con Camilla a través de Skype. Estaba teniendo una buena conversación, de esas a corazón abierto que tenía siempre con esa romana viajera, fichaje reciente que en poco tiempo se había ganado una enorme muesca en el contador de sus afectos. Iban a despedirse cuando la alarma del móvil se puso a sonar frenética.
-Dame un segundo, Cami, que no sé qué coño será.
Vuelve a sentarse delante del ordenador. Casi no puede hablar, el grifo se ha vuelto a romper y las lágrimas suben.

Hoy es el cumpleaños de Charo. Mi tía "charitomuchamarcha", presidenta de los charolastras, jabata, vital, apasionada, atormentada Charo. Charo se fue este año, esperó a que llegara abril, su mes favorito, y después de tantos años, mi tiabestia se rindió al cáncer que se la llevó dejándonos a muchos muy huérfanos de su presencia.
En estos momentos quisiera creer en dios y en otras vidas, pensar que estás flotando cerca de nosotros o, viajera incansable como eras, que has vuelto al Polo Norte a contemplar las auroras boreales.
Sé que no estás y sé también que perduraras para siempre en el recuerdo de todos los que tanto te queríamos. También estás en todos los rincones de Madrid, ese Madrid que ya últimamente tanto te cansaba.
Solo he ido una vez a la Austriaca desde que te fuistes, la tarta de 4 chocolates de San Onofre nunca supo tan triste, la terraza del Rincón es un santuario en el que recordar tu última salida. Como no, fuerza bruta, salvaje, te arrastraste a comer al Janatomo con Pati y conmigo y ya agotada, no quisiste volver a casa. Nos sentamos fuera. Te veo envuelta en tu elegante abrigo marrón. Flaquita, con la cabeza bien alzada disfrutando de los primeros rayos de sol que anunciaban la primavera. Cada vez que estoy allí no puedo evitar mirar la terraza y el rincón en el que estabas sentada.
Paso por el Pardo y veo las encinas y pienso en nuestros paseos, en cómo te gustaba ir cerca del río, en cómo, bestía burra, en los últimos tiempos, te tenías que tirar agotada al suelo. Te recuerdo en la cocina, ensayando mil potajes, entre marmitas, como una bruja creando pociones. Te recuerdo bebiendo Bitter Kas en la recta final, como último antojo, tú que nunca antes lo habías bebido, y recuerdo a Carlos cortando limón para aderezar las ostras. Excéntrica. Cómo nos reíamos, ¿te acuerdas?. Te recuerdo la última noche, abatida en la cama, despidiéndote de todos nosotros. Sonaba el claro de luna y tú te ibas, rodeada de tus hijas y de Carlos. Pili y yo, llorando en la habitación de al lado. Te recuerdo inconsciente. Recuerdo haberte cojido la mano y recuerdo haberme derrumbado por fin. Recuerdo llorar, mucho. Recuerdo que de repente me apretaste la mano y me dijiste: no llores.
Recuerdo tu valentía, tus arengas, tu lucha incansable contra el cáncer, contra las injusticias, contra el nefasto city planning (si vieras ahora la plaza de los luna...), contra El Boñar... Tu vitalidad, tu amor, tus inquietudes, tus ganas de vivir a tope, tu humor, tu cabezonería. Recuerdo sobre todo tantos buenos momentos que he tenido el placer de compartir contigo. Me alegra haberte querido tanto y haberte acompañado en el duro camino hacia la muerte. Ha sido una suerte haber estado ahí. Eso me ha hecho más fuerte, mejor persona. Qué lección de vida me has dado Charo. Magistral.
Recuerdo lo último que me dijiste: Sandra, eres todo corazón. Tienes que endurecerte un poco, o no...
Para mí siempre serás una huella indeleble de coraje y valentía. Peleaste hasta el final como una leona, como la fiera que siempre fuiste. Te quiero. Siempre.

miércoles, 3 de octubre de 2007

La vecina de La Polla

Records...

La vecina de los Bakers está afrontando una crisis personal que mitiga escuchando a todo volumen a viejas glorias del panorama musical español. Cómo olvidar aquel Come mierda... Total, que además de reirme y solidarizarme con lo que tenéis que estar padeciendo, me ha invadido la nostalgia y toda aquella música que escuchaba y ahora no escucho. La madurez es un grado.

Me he puesto nostálgica y me he acordado de cuando forraba las carpetas con fotos de los guapos de moda y en las páginas separadoras escribía poesías y lemas de libertad. Me he acordado de lo muchísimo que me gustaba Extremoduro y su So payaso. Me he acordado de que era la niña de azul y de cómo sonaban Los Suaves en aquel R19 rojo que volaba mientras el viento nos revolvía el pelo. Me he acordado de cómo nos recojíamos el uniforme para que fuera más minifaldero, de las primeras borracheras en las fiestas de verano, de los porros, del primer beso...

¡Qué mayores nos estamos haciendo! Estoy descolorida.

PS: Papá, mamá. Yo nunca terminaré como Lola. No sufráis. Os quiero.

Tiempo de mandarinas

La lluvia se apodera de todo y limpia con su llorar manso las calles de la ciudad. El cielo ha perdido su color azul y la bruma lo invade todo. Llega el otoño. Todo se prepara para morir pero un pequeño destello dorado la saca de su tristeza. Allí, en el estante más bajo de la frutería, descubre una caja colmada de esferas naranjas. Mandarinas, pequeños soles radiantes que la acompañaran en el tránsito por la senda del sueño y la llevaran indemne hasta el amanecer de una nueva primavera.

lunes, 1 de octubre de 2007

El hijo del halcón

Aquella baja médica que le dieron hace tres semanas se estaba se estaba convirtiendo en una trampa inevitable para pensar. Pensar en el presente, ese tiempo que no es y que se desvanece cada vez que ella intenta atraparlo. Pensar. Pensar mucho. Pensar en el futuro, eterno interrogante. Pensar en el pasado.

Laura tiene treinta y siete años y un hijo pequeño que dejó en Londres al cuidado de su padre. Hace ya cinco años que volvió a casa. Cinco años que han pasado desde que se separó de Aaron, directivo de uno de los mejores bancos de inversión del mundo, padre de su hijo, ex marido, ex amante, ex amor.

Se conocieron en Londres. Ella llevaba ya dos años trabajando en el departamento de artes gráficas del banco y él acababa de llegar de la central. Era norteamericano y tan perfecto que parecía sacado de un anuncio de Ralph Lauren. Se había educado en las mejores universidades de su país y había comenzado una meteórica carrera en Nueva York pero quiso el destino enviarle a Europa, a la sucursal londinense. Al principio pensó en quedarse allí un par de años, quería viajar por Francia, Italia y disfrutar de la vida decadente y bohemia que imaginaban las películas que él veía en su país. Él era un tiburón financiero por mandato familiar al que le divertía fantasear con buhardillas en Montmartre, con pan caliente y puentes de piedra que cruzan el Sena . Pocas veces soñaba Aaron, y esa era la única licencia que se permitía.

Por el contrario Laura vivía en un permanente estado de fantasía. De hecho, era la única forma de soportar el tedio de la rutina. Así pudo con el trabajo en el banco. Laura trabajaba turnos espartanos, de doce de la noche a seis de la mañana. Había empezado con un turno diurno de doce del mediodía a ocho de la noche pero enseguida se dio cuenta de que no podía soportar a los analistas financieros y que de noche, disminuían las posibilidades de toparse con aquellos perros rabiosos que pululaban por el banco e irrumpían en su departamento reclamando el trabajo que debía estar terminado cinco minutos antes de que lo hubieran pedido. Eran extraterrestres de todo el mundo, más o menos de su edad, que bajaban chillando y trataban a los operadores como ella como si fueran una casta inferior. Laura no toleraba aquella falta de educación. A veces, cuando bajaba a fumar coincidía con algún grupito de ellos y escuchaba sus conversaciones. Hablaban de dinero. De lo mucho que ganaban. De vacaciones caras. De salidas ostentosas por los locales y restaurantes de moda de Londres. Del precio desorbitado de sus atuendos y complementos. Eran seres grises y vacíos, que en su afán por tener, se habían olvidado de ser. Entonces Laura tenía que concentrarse en chupar hasta el último gramo de nicotina y así llegaba la pena. La compasión.


Fue precisamente espiando las conversaciones de aquellos corrillos cuando Laura escuchó, por vez primera, batallitas sobre Aaron Goldsmith. Las pequeñas hienas idolatraban al director de estrategia que tenía fama de ser implacable y sus hazañas se celebraban con estruendosas carcajadas. Laura contemplaba estupefacta aquel ritual de grupo y, en muchas ocasiones, hubiera jurado que pequeños colmillos afilados asomaban entre sus belfos.
Aaron era el macho alfa de aquella jauría pero ella jamás lo había visto. Conocía su nombre, aparecía destacado en el organigrama del banco que ella misma había diseñado pero alguien como él nunca bajaba a galeras a reclamar las piezas gráficas y presentaciones, para eso contaba con un ejército de lacayos. Aquel semidiós vivía en las alturas del banco y oteaba la ciudad, coto privado de caza en el que descuartizar a las presas incautas.


Solo había un momento en todo el año en el que la cúpula descendía y se mezclaba con el populacho: la fiesta de navidad de la empresa. Ocurrió entonces lo inevitable. Se cumplía su destino. Laura y Aaron, que vivieron largos años separados por el océano atlántico, por fin se encontraron. Comenzaba la cacería.


Laura odiaba las fiestas navideñas, aquellas celebraciones estúpidas en las que una vez al año, todos en el banco se reunían en algún lugar espectacular de Londres y fingían ser una alegre gran familia. Normalmente ella tenía la excusa de estar de vacaciones en España celebrando las fiestas con su familia, con la otra, con la sanguínea, con la de verdad. Era perfecto ya que todos la disculpaban y mostraban condescendencia por la idiosincrasia primitiva española que obligaba al clan a reunirse por Navidad; “la familia” le decían en español mirando al cielo. Este año, sin embargo, el comité de organización se había empeñado en alquilar el acuario de Londres y la única fecha disponible era tan temprana que se quedó sin una razón válida y tuvo que asistir so pena de suicidio profesional.
Tom, Trish y Parveen pasaron por su casa a recogerla en un taxi y fueron directos al acuario. Londres lucía radiante engalanada de lucecitas doradas. La abadía y el parlamento eran una visión mágica y muy cerca del acuario, el ojo del milenio se reflejaba en el Támesis y la visión de los bancos del río era sobrecogedora. Aquella ciudad gris y poblada de niebla era tan hermosa que Laura sentía un vértigo profundo cada vez que Londres se revelaba solemne, imperial, majestuosa.


Entraron en el acuario exquisitamente iluminado por las luces de los tanques de agua en los que nadaban sinuosas las criaturas marinas. Un ejército de camareros desfilaba con copas de champán y canapés y los invitados lucían sus mejores galas. Laura observó su sencillo vestido comprado en uno de los puestos de Spitalfield Market y el atuendo de sus amigos y se dio cuenta de que la casta de chacales llevaba ropa de firma, ropa cara rezumante. Los parias como ella iban vestidos de Zara, French Connection y solo Parveen, que era team leader, había hecho el esfuerzo de comprarse un modelito en Karen Miller. Los demás preferían gastarse el sueldo en viajes, salidas, libros, cine, teatro…, lo que se conocía como vida. Se movieron nerviosos por aquella marea de elegancia hasta que en una esquina, vieron a Jack y a Troy y corrieron presurosos a su encuentro. La música para su sorpresa era excelente, muy alejada de la tradicional pachanga navideña y de los grandes clásicos tipo Gaynor. El discurso pronunciado por uno de los jerifaltes fue insufrible pero breve así que a pesar de sus reticencias iniciales, Laura se estaba divirtiendo de lo lindo. Seguía el desfile de Veuve Clicquot y pronto estuvieron todos lo suficientemente borrachos para tomar la importante decisión de irse a donde pertenecían. El 333 les esperaba. Antes de marcharse, el exceso de burbujas obligó a Laura a buscar el baño y al entrar por el pasillo que conducía a los lavabos, vio como un hombre elegantemente vestido con smoking patinaba y caía dándose una formidable costalada. Laura se apresuró a socorrer al extraño que permanecía sentado en suelo y, al ver la cara de confusión del patinador, no pudo reprimir una enorme carcajada. El hombre la miró sorprendido y Laura descubrió dos ojos azules de lobo que brillaban como dos gemas y una sonrisa radiante que resplandecía en el rostro del extraño. Allí empezó su primera conversación que fue bruscamente interrumpida por una Trish tambaleante sobre sus imponentes stilettos.

-Por dios bendito, creo que voy a morirme. Laura, acompáñame al baño por favor, voy a echar la pota. ¡Rápido!
Laura cogió a Trish por el brazo y se despidió del desconocido.
-¡Espera! ¿Cómo te llamas?, dijo éste.
-Soy Laura.
-¿Laura qué?
- Laura. Laura Egido. ¡Adiós!


Después de aquel incidente la vida de Laura siguió su curso mansamente hasta que, poco después del día de Reyes, salía de su turno y se despedía de sus compañeros cuando el patinador apareció entre las sombras y la invitó a tomar una copa. Fueron a uno de los nuevos bares que rodeaban Smithfield Market y que estaban abiertos después del toque de queda de las once en punto y se bebieron dos botellas de Pouilly Fuissé. Así descubrió Laura que el desconocido era Aaron Goldsmith y aunque ella intentó huir de él, Aaron estaba educado para el triunfo y acabo llevándose la presa. Solo aquella vez en el suelo del acuario pudo Laura ver al halcón indefenso. Solo una. La rapaz hizó una cabriola y le atestó un golpe mortal que le partío el cuello.


Compraron una enorme casa victoriana en Islington con un jardín encantado lleno de lilas, camelias y sendas secretas bordeadas de rododendros y un interior forrado por Designers Guild. Eran ideales, ideales, ideales. Tanto que tuvieron un hijo precioso, su pequeño, Samuel. Ya eran una familia Harper’s. Pero lo ideal tiende a desmoronarse. Pronto, demasiado pronto llegaron las turbulencias, los desgarros, la destrucción. Laura tuvo que marcharse y dejar a su hijo atrás. Sabía que el halcón haría cualquier cosa para quedarse con Samuel y ella no podía pagarse a un ejército de abogados y de todas formas, no le quedaban fuerzas para luchar. Lo inesperado de la hecatombe, lo incomprensible, la dejaron sin poder de reacción. Aaron adoraba al niño y ella sabía que nunca le faltaría de nada además, si lo pensaba bien, si se atrevía a reconocerlo, el embarazo fue un mandato del ser supremo. Ella fue un recipiente, un simple títere manejado por hilos de seda.

Firmó varios papeles, renunció a sus derechos de madre y huyó a Madrid dejando su alma en Londres. Aquel día Laura murió pero la capital del ruido y del caos, de la noche y del dinamismo la resucitó. Madrid me revive, no me mata- piensa. Aaron le había dado algo de dinero con el que se pudo comprar un pequeño piso en el barrio de las maravillas y se puso a trabajar en un estudio de arte hasta que un día vio un curso de fotografía y decidió apuntarse. La fotografía siempre le había gustado y todos sus amigos decían que tenía un talento especial y sin embargo, nunca antes había encontrado tanta magia, tanto consuelo en el hecho de capturar la vida a través de una lente. Madrid le regaló una Leika que la sacó de aquel pozo negro en el que estaba sumida y poco a poco, empezó a montar exposiciones, primero en los bares de su zona, luego en pequeñas galerías. Poco a poco se hizo muy conocida. Conocida y reconocida.


Laura fue cojeando hasta la pequeña terraza y se sentó a contemplar la luna que se recortaba majestuosa entre la silueta de las torres del convento. Encendió un cigarro y decidió entrar a por su cámara. Había un ángulo en el que la luna parecía un globo que la antena del edificio de la Telefónica fuera a reventar. Adoraba aquel edificio. Ahora ganaba bastante dinero como para permitirse comprar un piso más grande y sin embargo, no había metros cuadrados que pudieran compensar vivir sin ver aquella fabulosa torreta iluminada de rojo. Allí debía morar Batman. Lo corroboraban los pequeños súbditos alados que revoloteaban todas las noches frente a su terraza, alimentándose de las polillas y los mosquitos que querían invadir su reino. Eran enviados del superhéroe que velaba sobre ella y la protegía. Terminó el carrete y fue al laboratorio. Quería revelar las fotos. En la penumbra rojo sangre distinguió tres fotos. Tres fotos que había dejado colgadas. Tres fotos como tres ahorcados. Eran fotos de un hombre que salía del museo de arte naïf de París. De la mano llevaba un niño de unos cinco años que sonreía. Las fotos las había tomado hacía tres meses. Aprovechando una exposición suya que montaba el Centre National de la Photographie decidió pasar una semana en casa de su amigo de infancia David Roquin. Y así fue como el destino eligió su ciudad favorita para confrontarla con los fantasma de su pasado.

Volvió a París, como hacía varias veces al año. París, ciudad de su niñez. Al padre de Laura le trasladaron allí cuando ella tenía tres años, y desde entonces, la ciudad de la luz siempre formó parte de ella. De aquellos años habían sobrevivido la fascinación absoluta por aquella ciudad que amaba sobre todas las demás, el gusto por los macarrons de regaliz de La Durée y la amistad incondicional de David. Aquella mañana de sábado se levantó temprano ya que había quedado con el crítico de arte de Libé para desayunar. Quedaron en un café cercano al museo de arte naïf ya que luego quería subir paseando a Montmartre para tomar fotos y contemplar París desde la explanada del Sagrado Corazón, una de sus vistas favoritas de la ciudad. Una vista que ella había descubierto sola. Recuerda aquella vista desconocida, aquella otra vista. París visto desde el ojo del halcón, París visto desde el Georges. Recuerda las rosas rojas, única decoración del restaurante. Una por mesa. Rosas de terciopelo y de tallo larguísimo que se levantan gráciles para exhibir su belleza. Ahora Laura se pregunta si no se alzaban en un grito de dolor, como la cabeza del caballo en el Guernika. Laura siente el puñal en el corazón; púrpura, como la sangre, como las rosas. El café con leche; el pain au chocolat y la conversación animada del crítico la alejan de los recuerdos. Pero, por mucho que uno corra, la vida es una jodida perra de humor ácido y punzante que siempre te espera agazapada a la vuelta de la esquina. Cuando terminó la entrevista emprendió su callejeo mientras que fusilaba la ciudad con su cámara y de pronto, los vio salir. Fogonazo de rosas púrpura. Laura se tambalea. Eran ellos. Aaron se había dejado el pelo largo y vestía de manera muy informal, casi de forma desaliñada. Nada quedaba de aquel hombre impecable que tenía una colección de trajes hechos a medida por los mejores sastres de Londres y camisas con sus iniciales bordadas a mano. Samuel reía y parloteaba con su padre. Era moreno de ojos oscuros y grandes, como ella. Ojos dulces y mansos de ternera.

Atrás queda aquel encuentro. Atrás queda Londres, París, su pasado. La vida, burlona, pone a cada uno en su sitio. Finalmente Aaron, de tanto soñar, había terminado en su buhardilla de Montmartre. Licencias poéticas del destino.

Laura contempla el cielo de Madrid y observa el vuelo de las aves. Piensa en su hijo y sonríe porque ahora sabe que no engendró un halcón. Engendró algo blanco y puro. Samuel, pequeña paloma.