miércoles, 24 de octubre de 2007

El asesino

Hasta siempre, Vladimir, mascullé y le descerrajé dos certeros tiros. Aunque me temblaban las manos, apretar el gatillo había resultado más sencillo de lo esperado. Su nombre era lo único que sabía sobre mi primera víctima. Vladimir, ¿qué habías hecho para acabar así? Observé el cadaver y me repugnó lo que vi: un hombre sin cara sobre un charco de sangre. De repente, me sobrevino una arcada y vomité la cena. Había matado a un hombre y me dolía horriblemente el estómago. Y así sería siempre, una y otra vez. Pero eso yo aún no lo sabía.

No hay comentarios: