Era un hombre feliz con dos hijos a los que amaba e imaginaba lo tenía todo. De la noche a la mañana encontró el amor de una mujer y supo lo que le faltaba. Pero fue entonces que de la noche a la mañana le arrebataron la felicidad de sus hijos. Ese nuevo día comprendió la crueldad del género humano y, aunque mantenía el amor por partida doble, se le escurrió entre el corazón, las manos y los juzgados la confianza en sus semejantes. De la noche a la mañana era un hombre feliz que dejó de serlo.
NOTA: este cuento me lo ha mandado Jorge. Desde aquí, le mando mucho ánimo
martes, 23 de octubre de 2007
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