viernes, 9 de noviembre de 2007

Sólo un perro

¿Cómo se llamaba? No tenía nombre. Lo llamábamos Perro, Chucho, Chito... Era sólo eso, un perro. Un perro al que nunca dimos una palmada cariñosa o dirigimos una mirada aprobadora. Un perro al que nunca llevamos al veterinario y que se alimentaba de sobras. Un perro al que se comían vivo garrapatas y pulgas. ¿Y por qué te acuerdas entonces tanto de él? Por eso mismo, Ismael. Porque era sólo un puto perro. A la hora de las visitas, el asilo de ancianos permanecía desierto.

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