No, así es el infierno. Me gustaría gritarlo a los cuatro vientos, pero mi voz se ha apagado. El infierno es querer levantarse y que una pesada losa te lo impida. Es no poder devolver las caricias de mi esperanzada madre, guardiana de mi cama. Es el ruido constante de la máquina que bombea mi débil corazón. Es el ir y venir del personal sanitario, sabedor de que hace tiempo que no formo parte de los vivos. El infierno es querer morir y no poder.
jueves, 22 de noviembre de 2007
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