viernes, 2 de noviembre de 2007

El tío

¿Cómo se llamaba? Celerino. ¿Y dice que desde que murió su tío Celerino no ha vuelto a escribir? Ni una línea, compadre. El psicólogo vio que su momento había llegado. Disertó didácticamente sobre los afectos que una pérdida afectiva puede acarrear en los procesos creativos. Relacionó la ausencia de un ser querido con la ausencia de ideas y aventuró que cuando superase emocionalmente el fallecimiento, volvería a escribir como antes. El escritor hizo un ademán para que el psicólogo detuviese su plática. Es que el tío Celerino era el que me contaba las historias.

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