viernes, 23 de noviembre de 2007

El corazón gigante

Mi abuelo de ochenta y seis años, representación pura de la bondad, está en Basurto haciéndose pruebas. Le han detectado un fallo cardiaco. Me dice mi madre que es la edad. Yo sé que no es así. Su corazón gigante debe de estar ya extenuado de bombear tanto amor y es que, en sus ochenta y seis años de vida, mi abuelo no ha dejado ni un segundo de mostrarnos su afecto más profundo, su apoyo ciego y sereno. El corazón gigante quizá vaya a necesitar un marcapasos, un parche más para su cuerpo enjuto, atlético y ya cuasi robótico.
Así es mi abuelo, encarnación del amor incondicional. Ramón, güelo, güelito, güelín, asturiano..., ya sabes lo mucho que te quiero, lo que no sé si sabes es la presencia infinita que tienes en mi vida. Gracias por quererme tanto y sobre todo, gracias por algo que es aún más difícil y que poca gente hace: gracias por quererme como soy, gracias por aceptarme sin peros, sin condiciones. Gracias por una vida entera ceñida a resaltar solo mis puntos fuertes. Gracias por no encontrar nunca nada negativo que decirme. Te mando ánimos desde la casa azul. Fuerza, abuelo mecánico. Besos mil de tu nieta charlatana.

3 comentarios:

Anita Baker dijo...

Ojalá que se recupere pronto y te siga dedicando los piropos que, sin duda, mereces

un beso

Men dijo...

Un beso para ti y para tu abuelo y muchísimas gracias por tu comentario.

Lucía Prendes dijo...

Gracias por emocionar a Papin con palabras que expresan todo lo que sentimos por el.
A veces creo que la gente se ha vuelto loca y agresiva, pero me acuerdo de mi padre y me doy cuenta que el hombre puede ser maravilloso y entrañable.
Si hay Dios, con gente como mi padre, no lo ha hecho nada mal, puede estar orgulloso.
te quiero mucho
Isa