lunes, 6 de octubre de 2008
Vida perra
Enroscado en mi regazo noto tu palpitar lento y armónico. De vez en cuando algún ruido te saca de ese plácido sueño que acompañas de suaves ronquidos y largos suspiros, nada es lo suficientemente importante como para cambiar de posición, nada es lo suficientemente importante como para hacer otra cosa que no sea estirarte, acercarte y amoldarte al hueco que se forma entre mi abdomen y mis piernas. Si acaso, levantas la cabeza y abres un segundo tus ojos oscuros y brillantes para comprobar que todo está bien, que todo está en calma. Yo te miro y compruebo que todo está bien, que todo está en calma.
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