lunes, 22 de diciembre de 2008

El germen de la revolución

Nunca terminamos Derecho. Aquella noche entendimos que en los países gobernados por dictadores, no servía de nada un código penal. Durante las dos horas que pasó en el bar, humilló a las muchachas que nosotros pretendíamos, arrasó con la barra sin pagar un centavo y acribilló a un camarero al que acusó de maricón. Al día siguiente no acudimos a la facultad. Mario juraba que sabía dónde se reunían los detractores del tirano.

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