miércoles, 23 de enero de 2008

Una de cosechas

Avanzó rauda como el viento, recorriendo los campos sin tregua. Se metió en el maizal y de allí se fue directa al bosque. Algo en su cabeza la impulsaba a seguir buscando. Search, search, search. La voz no cesaba. Buscó. Buscó tanto que encontró. A la salida del bosque descubrió el campo olvidado, sus mejores tierras antaño tan fértiles. El campo seguía hermoso en apariencia y ella lo contempló con nostalgia y amor pero, de repente, un rayo lo fulminó todo. Ella sintió la muerte como un desgarro. El dolor brotó como la sangre: lento, espeso, pegajoso. Se dió la vuelta camino a casa y se metió en la cama.

La noche fue densa, llena de brumas pero llegó la aurora vestida de sol y de pronto ella recordó que ya no dependía de aquel paraje para subsistir. Aquella tierra mágica que todo le daba ya no importaba. A través de los años se había labrado nuevos horizontes de prados, pensiles hermosos y secretos con los que alimentar su existencia. Suspiró aliviada y se levantó para ir al invernadero: allí le esperaba la belleza de las orquídeas.

2 comentarios:

Men dijo...

Maravillosamente maravilloso

pablini dijo...

Hacia el conocimiento personal profundo con el camino que marca Lady Sullyvan