viernes, 14 de septiembre de 2007

El fin

¡Lo estamos perdiendo! Su luz se había apagado definitivamente. Tras varios intentos por reanimarlo, todos los esfuerzos por recuperarlo resultaron vanos. Su frugal vida había sido demasiado breve. Y sentía que aún era pronto para dejarla.

Con su marcha, Ana tendría que renunciar a muchos contactos. Ya no podía recordar todos sus mensajes, aunque la verdad era que algunos de ellos no tenían demasiado interés.

Ana se irguió y decidió no darle más importancia al asunto. Al fin y al cabo, sólo se trataba de su teléfono móvil.


Nota: el otro día se me mojó el móvil y creía que se me había roto, porque no logré encenderlo. Una noche con calor le “salvó la vida”.

No hay comentarios: