viernes, 7 de septiembre de 2007
La puerta
El niño gitano gastaba ademanes de adulto. Sacó el fajo de billetes del bolsillo trasero del pantalón y se puso a clasificarlos. Estos son los que más molan, dijo mientras hacía un montoncito de billetes de cincuenta euros. Se pasó violentamente el dorso de la mano por la nariz y se madre le preguntó a ver si había tomado algo raro. Calla, vieja, fue la respuesta. Al salir, miró de soslayo los juguetes que sus hermanos habían robado para él. Tentado estuvo de quedarse a jugar en su desordenado cuarto. Pero el niño gitano desvió la mirada y se encaminó a la puerta que daba a la calle. Estaba decidido a hacerse mayor. Dónde vas de noche, se oyó desde la cocina. Calla, vieja.
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