viernes, 28 de septiembre de 2007

Una nueva aurora

El conejo blanco se caló las gafas y preguntó:
-¿Por dónde quiere Su Majestad que comience?
-Comienza por el comienzo- le dijo el rey, con toda gravedad-; continúa con la continuación, y finaliza en el final. Y luego párate.

Nunca hubiera creído que algo tan sencillo dijera tanto. Aurora dejó el libro sobre la mesa de la cocina y fue a levantar a las niñas. Las vistió, las llevo al colegio, volvió a casa y comenzó por comienzo. Hizo las maletas, llamó a sus padres, llamó a la directora del colegio y a la salida de clase, estaba esperando a sus hijas con el coche cargado de equipaje.
Se iba de casa. Dejaba a Manuel. Aurora pensó que éste tardaría quizás un día o dos en darse cuenta de que se habían ido. Esa idea le hizó mucho gracia. La continuación era pedir el divorcio, buscar un colegio nuevo para las niñas, buscar un trabajo... Aurora no veía el final pero no le inquietaba. Sabía que pararía un día. Abrió la ventanilla del coche para dejar que el viento le acariciara el rostro. Empezaba una nueva vida, un nuevo amanecer y ella se sentía tan bien...

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