Echada hacia atrás y con los ojos cerrados, Lucía podía sentir la calidez de los rayos de sol en su ya bronceado cuerpo. La suave actividad de las olas llegando a la orilla la sumía en un apacible letargo, muy cercano al sueño.
- ¡Lucía, el jefe por la 2!
La satisfacción que mostraba su cara se desdibujó en un santiamén.
Otras vacaciones, más.
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