viernes, 14 de septiembre de 2007

Uno no tiene la culpa

Hace ya unos días que está inquieto porque siente que algo está naciendo. No quiere verbalizarlo, ni siquiera pensarlo porque lo que intuye le asusta. Hacía ya siete meses que había entrado como asistente en el departamento de marketing. Siete meses que compartía risas y vivencias con sus nuevos compañeros; con Alicia. ¿Cuándo ha pasado esto?, se pregunta. ¡Cómo¡ Al principio ella era una más, una mujer estupenda y divertida, eso sí, pero al fin y al cabo, una mujer; con sus arrugas y su marido; con sus hijos. Alicia tiene 20 años más y una familia. Hace unos días que se ha dado cuenta de que ella le mira más a menudo, ¿o será él el que mira? Hoy cuando ha llegado Alicia ya estaba allí y le ha guiñado un ojo. Una emoción conocida le ha subido desde las entrañas y no ha podido evitar sentir como se estremecía por dentro. Los ojos le brillan y el estómago le cosquillea. ¡Joder, joder, joder! , piensa. ¡Diossssssssssss! Que se me pase, que se me pase, que se me pase.

2 comentarios:

Anita Baker dijo...

oye, ¿conoces algún caso de esos en tu empresa? Qué emoción

Lady Sullivan dijo...

Jajajajajaj... Es pura ficción me temo. En mi empresa somos todo mujeres y ahoar quedamos tan pocas que no hay muchas oportunidades de que pase algo emocionante.