miércoles, 16 de abril de 2008

De almizcle

Eres de almizcle, de canela. Me gusta el tacto de tu piel, contemplar la dulce curva de tu nuca cuando yacemos postrados después de habernos apareado como fieras. Inmóvil, me das la espalda y yo me acerco a esnifar el perfume que anida entre tu oreja y tu hombro. Al pegarme a ti siento tu cuerpo pringoso de sudor, de saliva y de esas mieles espesas que supuran nuestros sexos rebosantes.

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