martes, 22 de abril de 2008

Estoy cansada

Estoy cansada, baja de energía. No sé que es lo que me pasa. ¿Será la primavera? Me extraña porque parece que no llega. Estoy apática y por mucho que respiro en cinco, retengo diez y expiro en siete el oxígeno sigue sin llegarme a la sangre. Aprieto el puño, pienso en aquel momento de triunfo, repito el mantra -yo puedo- y camino dentro de mi círculo que es rojo brillante como el torrente de hematíes que me galopa en el cuerpo. ¿Qué me ocurre? Yo tengo la energía de un conejito de Duracel. Dura, dura y dura. Es curioso, el conejito de Duracel es rosa bombón, como el del metro de París, ese que se pilla la pezuñita con la puerta.

Ayer fuí con Txemi a la farmacia. Buscábamos una vacuna anti-ácaros. Con receta cuesta ochenta euros, sin receta, doscientos. ¿Qué te inyectan? ¿Ambrosía?

El crimen no compensa.

Ya tengo billete de tren para Boulogne-sur-mer.

En la tele Matías Prat narra el partido del Liverpool contra el Chelsea. Hombres de azul y rojo escupen cual lamas peruanas. Juegan en Anfield. Menos mal. En Fulham no se oirán los aullidos de Standford Bridge. El 50 de Beltran Road estará tranquilo.

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