miércoles, 16 de abril de 2008

Redención

Se abre mi sexo a ti como una orquídea blanca a la que el sol acaricia y es, en el deslizar de tu cuerpo dentro del mío, cuando me estalla la cabeza y siento mi ser con absoluta potencia. Me incendio, cual ave fénix, y salgo esplendorosa de las cenizas del pasado. La vida se renueva, el futuro es de sol naranja y mis ojos, fuegos negros, te imploran una nueva redención. Qué nunca cese la lluvia, quiero arder una y otra vez.

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