viernes, 6 de julio de 2007
El hogar
Cada vez que vuelve de uno de sus numerosos viajes de negocios, Laura se abraza a su marido y hunde la cabeza en su cuello durante unos minutos. No dice nada. Roberto acepta este ritual aunque no lo comprende del todo. Para Laura, ese olor peculiar de Roberto -mezcla de su gel de ducha, perfume y sudor- es la constatación de que realmente ha llegado a casa.
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3 comentarios:
Seguro que a Gordon le ha encantado
Sí, le ha encantado y yo, feliz de que así haya sido :-)
Aquel sabor a chocolatina, piel, saliva y sudoooooooooooooor; la carne de gallina le pone en el corazóoooooooooooooooon. :o)
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