"En ese estado de embriaguez nostálgica se cruzó por mi mente un pensamiento que me petrificó, pues por primera vez comprendí la sólida verdad dispersa en las canciones de tantos poetas o proclamada en la brillante sabiduría de los pensadores y de los filósofos: el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el hombre. Entonces percibí en toda su hondura el significado del mayor secreto que la poesía, el pensamiento y las creencias humanas intentan comunicarnos: la salvación del hombre sólo es posible en el amor y a través del amor. Intuí cómo un hombre, despojado de todo, puede saborear la felicidad -aunque sólo sea un suspiro de felicidad- si contempla el rostro de su ser querido". - Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido.
Y despertó en calma beatífica de aquel sueño. Volvía a verle. Él estaba sentado en una silla y ella se dirigía a él y le abrazaba durante un tiempo infinito. Él no se levantó de la silla y, mientras le abrazaba, ella pudo contemplar en el reflejo de un espejo su rostro sereno y el rostro de él que se desfiguraba en una mueca de tristeza mientras grandes lágrimas brotaban de sus ojos de lobo azules. Entonces comprendío que la pena se había esfumado y sólo los buenos recuerdos y un amor profundo e indoloro permanecían.
viernes, 4 de abril de 2008
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Me gusta, Sullivan
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