jueves, 28 de junio de 2007

Locura de amor

¿A dónde vamos?, preguntó Luisa mientras se ponía el cinturón de seguridad. No te lo puedo decir, es una sorpresa, contestó Raúl. Arrancó el coche. Una sorpresa. Hacía mucho que Raúl no le daba ninguna sorpresa. De hecho, la última vez había sido tres años antes, cuando de forma inesperada y sorprendiendo a toda su familia y amigos, le había pedido que se casara con él. La que se había organizado. Toda la familia en contra. Que si sólo quería su dinero. Que si no le daría más que disgustos. Pero Luisa, por primera y única vez en su vida, se atrevió a hacer lo que quería y dijo que sí. Desde entonces su vida había sido Raúl. Su familia le había retirado la palabra. Sus amigos habían ido desapareciendo. A Raúl no le gustaban. Así, desde hacía tres años, Luisa pasaba mucho tiempo sola. Todo el tiempo sola. Pero no era momento de sentirse triste. Raúl le había preparado una sorpresa. Seguro que iban a pasar un fin de semana romántico en algún hotel con encanto. Seguro. Raúl paró el coche frente a una gran casa en un paraje desolado. Perdida en sus recuerdos, Luisa no se había percatado de que hacía un buen rato que habían dejado atrás el último pueblo. Dos hombres vestidos de blanco se acercaron al coche. Qué uniformes más raros llevan estos botones, acertó Luisa a decir, antes de leer en la identificación que les colgaba de la solapa el fatídico nombre. Clínica de Salud Mental El Jardín.

6 comentarios:

Mari Pickford dijo...

Se me había olvidado publicar este cuento... Por eso lo pongo ahora, aunque sea ya antiguo y lo conozcáis.

Lady Sullivan dijo...

Ya decía yo que lo había leído! Menos mal que haces aclaraciones porque pensaba que la que me había vuelto loca era yo!

Mari Pickford dijo...

El nuevo es el que está debajo... :-) Eso no quita que un poco loca sí estés... :-)

pablini dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
pablini dijo...

Estáis taradas las dos, me parece a mí.

Anita Baker dijo...

Aya, estamos tarados todos,digo yo, salvo zipi y zape, claro