jueves, 21 de junio de 2007

Perdida

Sólo las golondrinas, con su vuelo vertiginoso, le recuerdan a Teresa que
es verano en Madrid. Parece que los elementos también se han
confabulado contra ella para restregarle que el mundo es un lugar gris y
la vida un campo de batalla en el que ella siempre es la eterna
derrotada. Las nubes lo invaden todo y ya no recuerda la última vez que salió el sol.

¿Qué ha pasado con mi vida?, se pregunta mientras la abulia le va
consumiendo poco a poco. Teresa hace ya mucho tiempo que ha tirado la
toalla y ha dejado de lado aquella vida de antaño tan llena de risas.
Teresa ya no sabe para lo que se levanta cada mañana de la cama. Hace
pequeñas tareas insulsas, rutinas que le dan una existencia pero no una
vida.

Ahora ya lo recuerda, la última vez que salió el sol fue aquel verano
en el que Jorge y ella se fueron a Almería. Hace ya dos años, dos años
desde que aquel camión se cruzó con ellos, dos años desde que Jorge
vivía en la memoria de Teresa, dos años desde que ella no vivía.

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