Llevaba un par de semanas sintiéndose mal, muy mal. Se levantaba mareada y débil, con una sensación de no pisar terreno firme y andar a la deriva. Sólo el viento de la mañana conseguía aliviar su malestar. No le había dicho nada a Paco, no le quería preocupar. Antes de conocerle su vida había sido una noche interminable llena de drogas y de alcohol y aunque hacía ya años que estaba limpia, sabía que las locuras de juventud le acabarían pasando factura.
María sale del médico. No anda, flota. Se encuentra mal, como cada día desde hace un par de semanas. No oye nada, no ve a nadie. María llega al trabajo, vomita y sonríe. Llora. Es feliz. Sale corriendo del baño, ahora ya puede llamar a Paco.
jueves, 21 de junio de 2007
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