martes, 16 de octubre de 2007

Conversión

Míriam mira con curiosidad a través del cristal del autobús que la lleva del aeropuerto al hotel. Las calles están repletas de coches, de hombres, de tenderetes, de animales... Sus ojos se posan muy de vez en cuando en alguna mujer. Casi todas van vestidas como preconiza el Hiyab, ocultándose a la vista. No quiere mirar a estas mujeres cubiertas con prejuicios, pero despiertan su curiosidad. ¿Visten así porque quieren? ¿Están cómodas con esas largas túnicas y velos o preferirían llevar pantalones, una fresca camiseta de algodón y el pelo recogido simplemente en una coleta, como ella misma viste ahora mismo? Ya en el hotel se encuentra con su contacto, Ali. Asalamu alaykum, dice Ali, con una gran sonrisa a la vez que le tiende la mano. Wa alaykum salam, responde Miriam y estrecha la mano con confianza, contenta de que Ali se haya decidido por mirarla a los ojos y el apretón de manos, que preconizan una relación cordial y sin tensiones debidas al hecho de ser mujer y para colmo occidental. Cinco meses después, Míriam se muda a Inglaterra para vivir con Ali. El amor los ha convertido en uno, más allá de sus diferencias.

3 comentarios:

Mari Pickford dijo...

Este cuento me sirve para contaros que me han designado la persona en mi departamento que coordinará la nueva edición de técnicas de prensa, en árabe, que vamos a lanzar en noviembre. Tengo que ponerme al día con las normas de etiqueta árabes, porque probablemente tenga que ir a Bahréin el mes que viene.

Lady Sullivan dijo...

El shopping allí es tremendo!!!!!!!!!! Ahorra!!!
Allí van de negro riguroso y tapadas de pies a cabeza. Nunca os he contado mi experiencia en el aeropuerto? Recuerdo a una india en un sari multicolor que parecía un ave del paraíso.
Vete todo lo tapada que puedas y come. Come. Te agasajarán. Qué emoción. Tienes que contar más!!! Llévame contigo!

Anita Baker dijo...

Mari, qué buena noticia. Yo también quiero ir contigo